Estas palabras van dedicadas a todos aquellos que ya no están, que nos han dejado, que han apagado su luz para brillar en el cielo por culpa de esta terrible pandemia. Un homenaje a aquellos que amaron tanto esta fiesta y a nuestro santo, como su trabajo durante décadas dedicados al campo.
Los que miraban al cielo no buscando un milagro, sino observando si las inclemencias del tiempo podían dejar el esfuerzo de todo un año echado por tierra. Los que se levantaban al alba y volvían al anochecer envueltos en cansancio en busca del sueño reparador para comenzar de nuevo la jornada que no tenía festivos ni descanso.
Aquellos que eran más ricos en espíritu de lo que podamos ser nosotros alguna vez. Repletos de amaneceres, colmados de esperanza y llenos de vida. Gente sencilla que tenían la capacidad de ver ante todo a las personas, sin etiquetas, sin alardear ni menospreciar y es que lo sencillo siempre es lo más sincero.
Héroes y heroínas de la guerra, la postguerra, que no han podido luchar contra el enemigo invisible que cuando llegó los dejo sin respiración, sin un hálito de vida. Quizás nadie pensó que algo que no se percibe pudiera llegar a ser tan devastador.
Gente infatigable que gracias su labor nos han proporcionado lo esencial para vivir, mientras que la dureza de su trabajo quizás nunca fue lo suficientemente recompensada.
Para vosotros magos del campo que transformáis agua, tierra y sol en alimentos. Para vosotros abuelos, padres, esposos, hermanos y hermanas y sobre todo amigos que habéis luchado hasta el final.
¡Viva San Isidro una vez más y que el año que viene podamos salir a decir al mundo que por todos ellos la vida merece la pena!
PD: Nuestro pequeño homenaje para D. José Prieto Martín que fue nuestro presidente durante muchos años. D.E.P.
Firma: La Junta Directiva de la Hermandad de San Isidro Talavera