Para Sol esta situación de confinamiento que estamos viviendo no es novedad porque durante prácticamente un año estuvo en un club de alterne ejerciendo la prostitución, por una “necesidad obligada”. “Tenía que sobrevivir”, afirma Sol, dominicana de 44 años, que llegó a España hace cuatro años en busca de un futuro mejor, que “aún no se ha dado”. Sol es una mujer muy alegre y risueña que ve el futuro con optimismo, “con muchas ganas de trabajar cuidando a personas mayores o personas dependientes”, para así, según ella misma afirma, “poder ayudar a los que me han ayudado”. Para ello está aprovechando este tiempo para hacer formación online, “y que una vez que podamos salir empiece a buscar trabajo”. “Ahora sí vivo. Antes no vivía”. Sol, que está acompañada desde el Proyecto Santa Marta de Cáritas Diocesana de Toledo, tiene ya un nieto de un año y medio en su país, donde está su familia. “No conozco en persona a mi niño pero gracias a las nuevas tecnologías puedo oír como me llama “mamita”, y soy feliz”.
Recuerda cómo añora a su familia, en unas circunstancias en las que son más importantes que nunca los abrazos y las muestras de cariño. Una noche, a pesar de que el dueño del club no le dejaba salir en su noche libre, decidió que “hasta aquí. Ya no más”. Tomó la decisión de acabar con una vida que no quería mantener. “No compensaba. No era vida esa vida”, y salió por sus propios medios de aquel lugar, llamando a una asociación de Talavera que la ayudó a dejar esta vida, entrando posteriormente en el Proyecto Santa Marta de Cáritas. Hoy Cáritas le ayuda en el pago del alquiler del piso y en las necesidades básicas, “hasta que yo pueda mantenerme por mis propios medios”.
Estas semanas de confinamiento -7 cuando hablo con ella- las vive con gozo, pues sobre todo –y así lo repite varias veces- se ha encontrado con Dios, intensificando la oración. Siempre había creído pero ahora “le siento más cerca”. Además cree que ha sido contagiada de covid-19, “que afortunadamente ya pasé de forma leve”, pero no lo sabe a ciencia cierta porque no le han hecho la prueba, pero “sí sé que tenía todos los síntomas y por lo tanto aislamiento al 100%”, pues en este tiempo comparte piso con otra chica de los programas de Cáritas Interparroquial de Talavera de la Reina. Ante la pregunta “¿Cómo te ves dentro de unos meses?” Se muestra confiada en que más pronto que tarde podrá rehacer su vida y empezar de nuevo, la vida que tanto deseó cuando vino a España.
Por Mónica Moreno, responsable de Comunicación de Cáritas Diocesana de Toledo