Mañana del domingo 4 de abril de 2020. Término municipal de Polán (Toledo). Accidente de tráfico con tres ocupantes en el vehículo, dos de ellos atrapados.
Se moviliza a Guardia Civil (rural, tráfico, atestados, etc.), Sanitarios (2 Soportes, 1 UVI, médico de centro de salud), Bomberos (2 dotaciones de los Parques de de Toledo y Santa Olalla), conservación de carreteras y una grúa.
Estos datos y los que a continuación les detallamos forman parte del relato de uno de los bomberos que atendió el siniestro. Sirven para hacernos una idea de lo ocurrido y del personal necesario a la hora de atender un accidente de tráfico que, probablemente, se pudiera haber evitado si se hubiera atendido al confinamiento obligatorio a que nos obliga el estado de alarma.
El turismo, de alta gama, fue hallado en vuelco lateral, después de haber sufrido una salida de vía con varias vueltas de campana. El conductor estaba fuera del vehículo, el copiloto estaba atrapado por sus piernas con todo el coche encima de ellas y, además, había una mujer en el asiento trasero con bastantes traumatismos, no atrapada pero con imposibilidad de moverse.
Los efectivos desplazados empezaron a trabajar a contrarreloj, estabilizando el vehículo para poder liberar las piernas cuanto antes con puntales, tacos, cojines… mientras se abría el parabrisas para facilitar el acceso de los sanitarios y, así, intentar tranquilizar a las víctimas
Se vivía mucha tensión con gritos, golpes, críticas por el tiempo de respuesta (siempre parece mucho pero todos los que se desplazan a ayudarnos en un siniestro se juegan la vida para llegar hasta nosotros). Aún así, todos ellos siguieron trabajando para tratar con mimo y extremo cuidado a las víctimas.
Con sangre por todos lados y los nervios a flor de piel se consiguieron liberar las piernas del copiloto y se pasó a la excarcelación y abatimiento de techo para poder acceder bien a ellos.
Sudor, esfuerzo al máximo, se protege a las víctimas con plástico y protecciones duras mientras se tratan vidrios y se cortan montantes. Ninguna persona de las dotaciones movilizadas está sin hacer nada pero se acrecienta la ansiedad por sacarlos cuanto antes.
Ese sudor empaña las gafas protectoras pero nadie se las quita. Los sanitarios ya han podido poner la vía a los accidentados que templan su pánico.
El reloj sigue corriendo y por fin se abate el techo para acceder a ellos protegiendo todos los cortes y se les administran mascarillas (no se sabe si son portadores de Covid-19)
Se les aplica el collarín y se empieza a extraer al más grave. Con más tranquilidad los bomberos sacan al copiloto junto con los sanitarios y se le lleva a la UVI, poco más tarde a la mujer que se encuentra en la parte trasera.
Se ha hecho un buen trabajo, pero tras ponerles a salvo lo peor estaba por venir... los ocupantes del vehículo no iban a trabajar ni venían de ello. Cada uno era de un pueblo distinto, incluso el conductor procedía de un pueblo a 70 km del lugar del accidente, con lo que es de suponer que incumplieron todas las medidas del estado de alarma.
Se había movilizado a más de 30 personas de emergencias para su auxilio, poniendo en riesgo sus vidas, cuando deberían haber estado en sus casas como todos los demás españoles, que no deben salir de sus domicilios.
Ahora ocuparán una cama de un hospital o una UCI, cuando esos recursos pueden ser necesarios para personas que están luchando contra el coronavirus que nos está intentando doblegar… ¿cuál fue esa razón tan importante para desplazarse tres personas de diversas procedencia que, además, tuvieron un accidente?
El personal de auxilio les atendió como era su obligación sin importarles de dónde venían ni a dónde iban. Todos ellos, esas 30 personas, sí cumplieron con su trabajo y con lo que marca nuestro ordenamiento de alarma, sin dudar un segundo. Esas 30 personas que allí estuvieron para ayudarles son un servicio a la ciudadanía para lo bueno y para lo malo pero todo su esfuerzo les deja un mal sabor de boca cuando se sabe que ese accidente podría haber sido evitado solamente quedándose en casa.
Ahora, es probable que a los tres ocupantes del vehículo la Ley les pida explicaciones y quizá piensen en la nueva vida que atesoran, porque realmente volvieron a nacer entre otras cosas gracias al trabajo de bomberos, guardias civiles, sanitarios, etc., y puedan pensar un poco más en quedarse en su domicilio.
Quédense en casa, esto no es un juego. Su vida y la de los demás puede depender de ello.