Pero hecha la introducción conviene ir matizando cuestiones como ¿qué es la base?, ¿sirve de algo la base?, ¿merece la pena el sacrificio por la base? y ¿le importa a alguien nuestra BASE?. Preguntas todas que inicialmente deberían tener un pronta y sensata respuesta, sobre todo ahora que para el club más representativo de la Comarca puede abrirse un nuevo futuro. Pero no, no es fácil que nadie esté dispuesto a responder a unas cuestiones que son de todos conocidas. Y que nadie quiera, de verdad, emitir unas respuestas que interesen, porque la historia juega un papel determinante en contra de cualquiera que esté dispuesto a afrontar un proyecto que jamás debe tener limitaciones de tiempo como objetivo.
Y en ese capítulo, lo que nadie debería cuestionar es que cualquier proyecto que se pudiera entregar a gestores con ánimo de afrontarlo es el compromiso serio por parte de éstos, de una identidad propia que hasta la fecha personalmente uno no ha descubierto o, que yo sepa, nadie me ha demostrado. Porque absolutamente ha faltado sensibilidad para apoyar lo nuestro desde todos y cada uno de los sectores con responsabilidad para que así no sucediera. Directivos, aficionados, entrenadores y hasta los propios jugadores tienen, unos con mayor porcentaje que otros, mucho que decir de un curso de la historia que se ha escrito, se sigue y se seguirá escribiendo, si antes alguien no lo remedia, con renglones torcidos hasta que llegue alguno que esté dispuesto a echarle un pulso permanente a unas actitudes viciadas desde hace muchos años. Y esa no es otra que la figura de un LÍDER que sea capaz de insensibilizarse, porque el proyecto es serio, riguroso y responsable, ante las protestas seguras de los que sólo ven el Talavera CF como consigna oficial de grandilocuencia ante no sé que falsos competidores.
Y ese LÍDER lo primero que tendrá que tener es la correspondencia propia o añadida de cierta solvencia económica, porque se quiera o no cualquier actividad deportiva que quiera calar hondo va a necesitar de factores tan determinantes como el metal, "vil" si quieren añadir el adjetivo. Cierto que se me podrá decir que éste, en ocasiones, necesita del trabajo para adquirirlo, pero uno puede afirmar con rotundidad que muchas veces es imprescindible el tener una mínima independencia económica para dedicar tiempo a ese trabajo que sea capaz de generar los ingresos necesarios para sacar adelante un proyecto de cierto tiempo. Y, por otro lado, sería de hipócritas eludir el problema de que ya quedan muy pocos generosos en el deporte y casi ninguno en el fútbol, o en este fútbol nuestro. Ineludiblemente, el proyecto propio que uno tiene bajo registro pasa por dos premisas básicas: la de la empresa privada y la institucional, con un equilibrio razonado entre las dos. Porque ya no bastará seguir conformándonos con la frase que se ha estereotipado en nuestro entorno: "hemos desaprovechado grandes fútbolistas".
Y en este proceso de transformación que uno preconiza conviene no echar la vista atrás para rememorar mal entendidas rivalidades, pero mucho menos abrir los oídos a ciertos sujetos impresentables que van por la vida de “salvapatrias” y que incapaces (nunca lo estuvieron a pesar de los paniaguados y estómagos agradecidos que le regaron los oídos con entrevistas o frases suculentas que engordaron su vanidad personal, porque antepusieron siempre el bolsillo a la rigurosa objetividad e independencia, que debe ser el mejor patrimonio de cualquier comunicador) de iniciar un proyecto solvente deciden poner el punto final a su trayecto por dos cuestiones personales básicas. Una, ya que se cansaron se seguir adquiriendo notoriedad social a base de exponer el patrimonio familiar, y otra porque ya se quedaron sin capacidad de reacción para salir de esa crisis permanente en la que situaron al Talavera CF en los dos últimos años. O lo que es lo mismo, con mínima respuesta de la masa social y paupérrimo papel deportivo.
Llegan, o deben llegar, otros tiempos y otro tipo de motivaciones con gentes nuevas porque los que estaban las tienen agotadas, bien por incapacidad manifiesta, desgana o lo que sea. Nuestros futbolistas de base sirven para otros, pero en en el Talavera CF se les niega el pan y la sal. Y sólo falta el valiente o los valientes que quieran abanderar nuevos proyectos que saquen al club de la crisis, deportiva e institucional, en la que lleva sumida los dos últimos años. Y conviene dar un paso hacia algún lado, con cambios que acaben con determinadas épocas que ya no sirven. Indagando por donde se quiere ir, mirándose en el espejo si fuera necesario para saber el terreno que se pisa, qué cosas sirven, qué es lo que conviene cambiar. En suma, un necesario proceso de reflexión que sirva de prólogo a cualquier renovación. Ya no bastará con argumentar la falta de sensibilidad de los presidentes o los aficionados, porque uno sigue opinando que han sido muchos los entrenadores que se han amanerado a los mandatos de aquéllos y se han conformado con pasar a final de mes por caja para recibir el cheque de rigor, sin importarles en demasía su insatisfacción personal. Ejemplos recientes vienen a argumentar esta teoría, que precisa de un claro proyecto de reforma y de un abandono radical con cualquier pasado. Pero lamentablemente los "ruidos de sables" siguen siendo los que acallan muchos de los gritos que rara vez llegan a los oídos de quienes los sostienen. Y todo, absurdamente, se convierte en puro disparate.
Evidentemente, con planteamientos así, las expectativas son malas y nulas y la recesión de nuestra base, la mejor respuesta institucional a castillos en el aire. Algo que, personalmente, aplaudo cuando desde las instituciones públicas se concede bastante menos de lo que se demanda. Con todo esto, lo que nadie puede dejar de argumentar es que se precisan de planes bastante amplios, en el espacio y en el tiempo, y sobre todo serios, que deben tener como destinatario básico al futbolista en su inicio, en su mantenimiento y perfección y, finalmente, en su proyección.
Para todo ello, y son muchísimas las ocasiones en las que he insistido, deben tenerse abanderados que no renieguen de las perspectivas de progreso. Y nada mejor que un Ayuntamiento como el de Talavera que, sin entrar en matices formalistas o legalistas, afronte el reto de alejar al fútbol local de cualquier atisbo de incertidumbre o confusión, para hacer mirar de frente y con un ilusión a todas esas generaciones de futbolistas que están por llegar. Pero asumiendo las ideas de los demás con humildad y asimilando principios tan solidarios como el desinterés de siglas políticas o cualquier otra prestancia. Desde esta premisa no será difícil poner en funcionamiento iniciativas tan esperanzadoras para nuestro fútbol como la Escuela Municipal o un equipo representativo de la ciudad que tras cuatro años de trabajo sea capaz no ya sólo de autoabastecerse con jugadores formados en la casa, sino incluso hasta de exportar. Porque hay semilla y buenos sembradores, que han demostrado que afortunadamente el material humano no es ninguna utopía.
Y conviene entrar en detalles puntuales, alejándose de apuntes teorizantes.
Y como eje fundamental del nuevo proyecto una reunficación del fútbol, con filialidad si quieren porque no haya capacidad de diálogo entre los nuevos mandatarios del Talavera y la Unión. Lo dejé impreso hace algún tiempo: “Es hora de buscar una seña de identidad propia y un sentimiento por lo nuestro que, lamentablemente, no se da desde tiempo inmemorial. Y básicamente porque no somos ni mejores ni peores que otros. El fútbol de Talavera no puede seguir como está: cada uno haciendo la “guerra” por su cuenta. Nuestro fútbol necesita de una sola cabeza de la que salgan los miembros que traten de convencer a extremeños, leoneses, andaluces o manchegos que habitan entre nosotros de ese bien necesario, la UNIDAD. Hoy en Talavera no existe un orgullo deportivo que nos identifique. Y sería legítimo mantener una ilusión colectiva”. Un poco más adelante dejaba impreso, “se hace necesario un debate abierto y hasta impulsado por la institución municipal para poner en práctica un proyecto sin prisas, pero serio. Que sea capaz de ilusionar a una ciudad y a una afición, víctima de su propia historia. Para romper, de una vez para siempre, las cadenas que le han atado a un pasado lleno de altibajos, de más desamor que amor y que jamás nos ha permitido conocer la verdadera dimensión del significado de nuestra bandera. (...) Es preciso romper viejos moldes, mejorar la gestión deportiva en función de las posibilidades económicas reales y dejarse de bienaventurados que ponen su patrimonio personal al servicio del deporte del fútbol. (...) Porque es rotundamente falso que en Talavera no haya afición, sí que la hay. Pero hay que reunificarla, escucharla e impulsarla como el motor que mueve el fútbol”.
Y como decía con anterioridad, es hora de situarse en terrenos de la realidad que uno quiere para el fútbol de la ciudad. En ese “sueño” de la reunificación, el esquema adjunto debe analizarse en profundidad sin mirar intereses predeterminados. Pero lo que prima en una época nueva tiene tres aspectos fundamentales: lo deportivo, lo económico y lo social.