Era el catorce de enero
del año dos mil veinte,
y un suceso deportivo
emocionaba a la gente
de esta triste Talavera.
A los venidos de fuera
sucedió les otro tanto,
y a pesar de la quimera
que hace cien año sonó
a tragedia y a quebranto,
en esta ocasión se obró
la epopeya que les canto.
Jugaban sobre el parqué
deste Primero de Mayo
dos equipos de postín;
uno de los dos, el gallo,
que venido de Madrid
es propiedad de Butano
y en esta España cañí
noble y señor soberano.
El otro equipo, de aquí,
de nuestro pueblo ufano,
al que patrocina Soliss
y preside Santi Ramos.
Equipo pobre, modesto,
sin alaracas, vamos,
mas sobre la cancha...
un equipazo honesto.
Este partido, señores,
era de Copa del Rey
y con la grada repleta
-y ya me pongo poeta-
todos los jugadores
compiten bajo una ley.
Ésta es simple y sencilla,
se proclama vencedor
no al que más brilla
sino al más realizador.
Ha comenzado el partido
y la grada es un clamor,
Rubén desde el banquillo
ordena tener el balón.
Y pide a sus jugadores
máximo esfuerzo, valor,
pues sabiéndose inferiores
si se pierde, sea con honor.
Van pasando los minutos
y no hay dominador;
el Movistar se acompleja
ante un Soliss, sí señor,
que con empaque domina
la cancha y el marcador.
Se cumple el minuto siete
y suena fuerte el tarantán
que atruena en el pabellón.
Asensio a Manu Cebrián
y éste que pega y la mete
ajustado y con intención.
Gol, gol, gol... es el eco
emocionado de la afición.
Aplausos, cánticos, risas
y hasta lloros de emoción.
¡Perdonen si de ésta peco!
Se desespera el buen Tino.
Y Barrios dice: “sin prisas
que queda mucho camino
y está enfrente el campeón”.
Van pasando los minutos
y no reacciona Movistar;
se ha quedao sin batería
y sin saber reaccionar.
Puso el Soliss gallardía
y otra vez vuelve a marcar.
A dos para el descanso
Sergio le sirve a Asensio
que tie a su lado a Pedraza
y éste con sutileza lo lanza
y el cuero se va a la escuadra.
Gol, gol, gol... es el eco
emocionado de la afición;
y el jolgorio de la grada
que ya se ve en campeón.
Era el dos cero, señores,
y es justa la celebración.
¡Más perdón si de ésta peco!
Escaso tiempo después
los manchegos del silbato
mandaban al vestuario
a ambos equipos, los dos;
al madrileño, y al jabato
que ha brillado como el sol.
Veinte minutos restaban
para culminar esta gesta
y ha de tenerse paciencia
si después se quiere fiesta,
que del fútbol es la esencia.
Los del Inter presionaban
tras salir del vestuario;
fue la respuesta a la arenga
de Tino Pérez, “el Sabio”,
aquél que en el CLM
forjara aquí su leyenda
y saliera hoy de contrario.
Nadar y guardar la ropa
es oportuno, adecuado,
fue lo que mandó Rubén
de nuevo en el escenario.
Y bien que vino la arenga.
Supo sufrir el equipo
ante un rival de cuidado,
que fue minuto a minuto
dando la cara y el tipo
y nos tuvo acorralado.
Mas Raya, Borja y Pito,
por más que lo intentaron,
no pudieron superar
a un Iker muy inspirado.
Cundió la desesperación
en el conjunto de Tino,
que en los minutos finales
se puso a jugar de cinco.
¡Si quiés arroz Catalina!
Ni de lejos, ni de cerca,
ni a la corta o vaselina.
Allí estaba un Iker López
imbatible. ¡Luz divina!
Y demos ahora un brinco
porque llegándose al final
llegaba de nuevo un gol;
era, ahora sí el tercero,
que de forma celestial
Kike marcó sin portero.
Cuando la pareja arbitral,
Carlos y un tal Fermín,
que son de Ciudad Real,
pusieron al acto el fin,
la grada se desbordó
y se escuchó ¡madre mía!
Fue tal la algarabía
que pareció Chamartín.
Abrazos por todas partes,
besos de gitano a payo,
buenas caras en lo vates,
olés y la vuelta al ruedo...
Catorce de enero, martes,
fue en el Primero de Mayo
y a concluir ya procedo.
En ésta, “mi Talavera”,
donde murió el valiente
don José Gómez Ortega,
o “Joselito” simplemente;
hoy cien años después
ha vuelto a llorar la gente.
Y lo ha hecho de alegría,
y no como aquella ocasión,
que lo hizo por su muerte.
Pusieron la fe en su credo,
igual que aquél esa tarde
de mil novecientos veinte,
pero con muy distinta suerte.
Que así lo refleje la historia
y así lo recuerde la gente:
Murió Joselito en Talavera
y en este año, dos mil veinte,
se “enterraba”, no es quimera,
a un equipo; el más potente.
Y fue aquí, en La Catedral.
¡Guárdenlo en su memoria!
Que es noticia principal...
¡Ahora que venga el siguiente!
UN JUSTO ACRÓSTICO
Justa y gloriosa victoria.
Unánimes las opiniones.
Sergio e Iker, corazones,
Todos merecéis la gloria.
Oropeles y esplendores
Cobijadlos merecidos.
Anass y Kike, queridos,
Conservad esos valores
Ejemplares que tenéis.
Pedraza, Pepe, Rondón,
Saberos ser importantes,
Fuertes como gigantes
En cuanto tengáis ocasión.
Rubén Barrios, qué te digo...
Ni una pega a tu función,
As. Grande en la dirección
Noqueando al enemigo.
Dios te proteja y bendiga
En lo que queda de liga...
Zagal, ¡qué buena lección!
Como podéis observar he querido finalizar con un acróstico en el que, de arriba a abajo, se puede leer: JUSTO CÁCERES FERNÁNDEZ. Sí, porque él fue el otro auténtico protagonista de este memorable martes 14 de enero de 2020 se volvía a escribir la ÉPICA con mayúsculas. Y como reflejaba el cronista oficial del Soliss FS Talavera, “fue el aperitivo a una noche histórica, una noche en la que Justo Cáceres Fernández, el mejor jugador de fútbol sala que ha dado Talavera de la Reina, recibió el cariño y el homenaje del que durante seis temporadas ha sido su club como futbolista y que lo sigue siendo como técnico a través de La Academia. Acompañado de uno de sus pequeños, Alberto, el veterano futbolista recorrería desde el túnel de vestuarios hasta el centro de la pista un pasillo de honor realizado por las plantillas del Soliss FS Talavera y del Movistar Inter”. Pues nada, Justo, que la retina guarde para siempre lo que tus pupilas reflejaron esa noche mágica. Gracias por lo que has dado a este deporte, a este club y a esta Ciudad. ¡Que te vaya bonito!