El pasado 25 de mayo estuve en el bautizo de mi sobrina Adriana en el que, por cierto, tuve el privilegio de ser su padrino, (lo cual es de agradecer a sus padres Cristina y Sergio que confíen en mí esa responsabilidad) y observé a varios padres (de edades entre 30 y 40 años) que estaban dando de merendar a sus hijos ellos solos.
Éste es un hecho que hoy en día no sorprende, y sí denota la gran inteligencia de los nuevos papás del siglo XXI puesto que la presencia del padre, de la figura paterna, en la vida de los hijos desde el momento del nacimiento es muy importante y muy beneficioso para ellos.
Esto parece que cada vez lo vamos teniendo más claro, y ahora todavía más, ya que se ha revelado un nuevo estudio que demuestra que la presencia de los padres ayuda a que los hijos aprendan más rápido y desempeñarán mejores actitudes en pruebas de desarrollo cognitivo realizadas a los 2 años de edad.
A los 2 años, los niños cuyos padres estaban más comprometidos y sensibles, así como aquellos cuyos padres eran menos controladores en sus interacciones obtuvieron puntuaciones más altas en el MDI. Esto no quiere decir que los padres no estén pendientes de sus hijos y los dejen hacer lo que quieran. Lo que importa es que se impliquen en su crianza.
Estos hallazgos fueron independientes de los efectos de la sensibilidad materna.
Los resultados indican que las interacciones padre-hijo, incluso desde una edad muy temprana (es decir, 3 meses) pueden influir en el desarrollo cognitivo de los niños.
Destacan la importancia potencial de las intervenciones para promover una paternidad positiva por parte de los padres y políticas que alientan a los padres a pasar más tiempo con sus hijos pequeños.
Tomad nota papás ¡¡¡¡ y a disfrutar de vuestros bebés y a involucrarse en su crianza.
Es bueno para ambos.
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