Hace quince días les hacía partícipes de la duda generalizada que parecía invadir las calles al grito de ¿A quién votamos?
Vistos los resultados de las generales, esa duda podía existir pero se decantó por una opción que le ha dado mayoría relativa al PSOE en las cortes generales.
No entraré en los análisis que ya han hecho cientos de compañeros sobre la debacle de Casado con el PP, el crecimiento de los Ciudadanos de Rivera, el aguante a medio gas de las Unidas Podemos de Iglesias y el globo pinchado en que se ha convertido el VOX de Abascal, la ‘gran esperanza blanca’.
Lo que pita ahora es que desde la medianoche de este jueves volvemos a estar de campaña electoral para elegir a los representantes más cercanos, los alcaldes y alcaldesas y los presidentes autonómicos.
Si las encuestas vuelven a acertar, esas dudas metódicas de las que todo el mundo alardea parecen haberse disipado, más aún con la ola creciente de los socialistas.
El peso específico de Page en Castilla-La Mancha hace prever que Núñez seguirá los pasos de su dirigente nacional y, tras él, muchos alcaldes que dejarán sus despachos para pasar a la oposición.
El Gobierno Ramos reconoce "conflicto de intereses" en el 'caso cloro'
Leer másY es que en estos comicios más nuestros, a los que nos enfrentamos en poco más de quince días, las caras y los baches de nuestra calle se van a unir intrínsecamente, pero aderezados por el estado político nacional que muy probablemente decantará la balanza hacia el lado más previsible.
El problema es parecido a lo ocurrido a finales de abril, ¿dónde colocamos a tantos y tantas que se quedarán sin trabajo? Es lo que tiene la política, que la futilidad del cargo se olvida hasta el día antes de las elecciones.
Pero si comienza una nueva campaña prácticamente se acaba (o no) un caso, el del cloro, que ha estado dormido –o lo han querido dormir desde el equipo de Gobierno de Jaime Ramos en Talavera– para que no perjudicara a su delfín, Santiago Serrano Godoy.
Si repasan la información que aparece en nuestras páginas, el propio Ayuntamiento –en palabras de la aún portavoz María Rodríguez– reconoce que existe conflicto de intereses entre el concejal de Transparencia (parece hasta de chiste la situación) y la empresa de su madre para contratar con el Consistorio. Ya en su momento, y desde el principio, este medio de comunicación lo denunció con la única y sólida base de la Ley de Contratos del Sector Público, que en su artículo 60 ya avisa de la prohibición de contratar con cualquier persona vinculada hasta en grado de parentesco de afinidad (vamos, hasta con la novia).
Algunos elementos subversivos cercanos a Jaime Ramos mostraban la soberbia en la que se montaron hace años y denigraban a este medio por publicar la verdad mientras la empresa concursante, Droju S.A., emitía una declaración jurada para intentar demostrar que no había conflicto de intereses. Les habría bastado leerse la Ley para no caer en ese error.
Ahora cabe la pregunta del millón, ¿alguien intentará depurar responsabilidades o los implicados se irán de rositas?