www.lavozdeltajo.com

Manuel del Rosal

Una plaga arrasó la cordura

Una plaga arrasó la cordura

miércoles 23 de abril de 2014, 10:51h

Escucha la noticia

“El sentido moral y la cordura se bastan a sí mismos, no necesitan asociarse a una gran inteligencia para dar felicidad al hombre”. Alexis Carrel, biólogo, escritor y científico francés
“Entre 2008 y 2011 unas 150.000 familias perdieron su vivienda lo que provocó unas pérdidas de 8.000 millones de euros a la banca. En este año un total de 135.000 familias sufrirán procedimiento de ejecución hipotecaria lo que arrojará pérdidas de 18.000 millones de euros al sector bancario. La atonía económica y el desempleo harán que 510.000 familias pierdan su casa por ejecución hipotecaria entre 2012 y 2015 lo que llevará a la banca a sufrir pérdidas por valor de 34.000 millones de euros. Las deudas de las familias españolas alcanzan los 878.197 millones de euros” ¿Qué pasó? ¿Qué está pasando?
Si viviéramos durante el reinado del faraón Ramsés, época en la que Egipto sufrió las plagas bíblicas como castigo divino; podríamos decir que estábamos y estamos sufriendo una de las plagas que asoló aquel reino. No voy a decir que esta sea también una plaga bíblica, un castigo divino; porque hoy suena mal todo lo religioso, que se menoscaba y produce risa, pero lo parece. De lo que no hay duda es que esta plaga no sólo es debida a la crisis económica, ni mucho menos. Una crisis moral que precedió a la económica y de la que aún no hemos salido, una adoración sin límites al becerro de oro, un todo vale por la efímera riqueza; preparó el terreno a la crisis económica. Pero, desde mi punto de vista, ahí no queda todo. Las crisis moral y económica estuvieron acompañadas por dos de los peores compañeros que pueda tener el hombre: la estupidez y la falta de sentido común. Todo unido hizo que la cordura dejara paso a la locura colectiva que se extendió como una mancha de aceite incontenible, como millones de toneladas de chapapote que todo lo contaminaron, lo pervirtieron, lo intoxicaron. Banqueros y financieros, ciegos y babeando de codicia repartían dinero a manos llenas sin la más mínima garantía y el pueblo, en la más espléndida ignorancia, creyendo que los prestamos se pagarían solos y que la bonanza económica sería para siempre, pedían y vivían muy por encima de sus posibilidades olvidando que el banco puede equivocarse, pero que siempre va a cobrar de una manera u otra, que el banco no es una ONG. El sol de España reverberaba en el metal pulido y brillante de los coches de alta gama al alcance de cualquiera, el consumo llevado a límites grotescos reventaba los stock de los grandes almacenes; todo ello apoyado en las bases de barro de una economía falsa que ocultaba tras el oropel de su fachada la podredumbre que habitaba en su seno. Si, como una plaga que cegó a unos y a otros, la falsa riqueza arrasó en un día lo que llevaba ocultando durante años. La lógica, el sentido común, la cordura fueron segados por la guadaña de la codicia de unos y de la estupidez de otros. Cuando pasen los años y miremos atrás nos preguntaremos que pudo pasar para que una sociedad se enfangara de tal modo.

Carlo María Cipola, al que me he referido en algún otro artículo, en su estudio “Allegro ma non tropo” afirma que la estupidez humana ha causado más catástrofes que la misma naturaleza y las guerras, siendo estas el resultado de la misma estupidez sazonada con la ambición de poder. Afirma este científico que cuando en un país el número de estúpidos supera al de inteligentes, el país tiene graves problemas; pero que cuando, además, el gobierno está formado por estúpidos ávidos de poder; el país se va a la ruina. Así ha sido.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (78)    No(27)

+
2 comentarios