Este 2019 comenzó a sorprendernos cuando tomó posesión el nuevo presidente de Andalucía, allá por el 18 de enero.
Con la confirmación fáctica del pacto PP, Ciudadanos y VOX en tierras sureñas se iniciaba un año repleto de sorpresas y, sobre todo, de contradicciones recurrentes.
A estas alturas, con unas elecciones generales a poco más de un mes vista y unas autonómicas, municipales y europeas a 10 semanas, todo puede pasar. Esto es España.
Pero, eso sí, quienes nos dedicamos a la comunicación hemos dejado de sorprendernos hace ya mucho tiempo de lo que los políticos pueden soltar por su boca en época electoral.
Si analizamos partido por partido, el número circense llega a ser espectacular.
El PP de Casado anda como pollo sin cabeza intentando apagar fuegos con lo primero que pilla como esos personajes de los videojuegos de los 90 que nos estresaban tanto.
Anden con ojo que se avecinan movimientos de cara a la designación de candidatos para las generales por la provincia y puede haber alguna sorpresa.
Los populares un día proponen cambiar papeles por niños y otro piden que VOX no se presente en las provincias pequeñas para que nos les quite votos. Curiosamente a esos de VOX por lo que gobiernan en Andalucía y a los que cada día más se les desnuda fácilmente.
Simplemente curioso o peligrosamente sospechoso.
Por su lado, Ciudadanos se afana en defender indefendibles. Cuando no son los supuestos pucherazos, son los paracaidismos arriesgados de candidatos ‘allende esas tierras’ o la querencia a ser la ‘olla donde todos cabemos’. Ejemplo de esa situación es lo ocurrido en la agrupación de Talavera donde ha dimitido la mayoría de la directiva por discrepancias con los dirigentes regionales y nacionales. Plumeros vendo…
Quienes también están intentando hacer sesión de maquillaje son los/las de Podemos.
Su planificación de alianzas locales y regionales está urdiéndose, de continuo, en casa de Pablo Iglesias, que alargó su baja paternal y ya planea la siguiente con la excusa del nuevo embarazo de su pareja.
Parecen haber pasado de querer aparecer en los pasquines revolucionarios de las Universidades al papel couché de la prensa rosa. Vivir para ver.
Y, finalmente, quien no hace demasiado ruido y mantiene su táctica sempiterna y ordenada de candidaturas es el PSOE. Quizá anden demasiado callados para mi gusto. O tienen una bomba de relojería en el trastero pendiente de activar o ven las cosas demasiado claras.
El exceso de confianza en política se paga caro. Ellos sabrán.
Ah, y para remate, los catalanes... Bueno a estos aficionados a dispararse en el pie mejor ni mención.
Que haya una buena campaña electoral para todos.