Ésta bien podría ser la historia de cualquiera de los veteranos que, cualquier tarde, mitigan su gusanillo de jugar al fútbol con sus amigos en alguno de los campos de césped artificial de Talavera de la Reina. Sin embargo, la historia de Ramón no es una historia cualquiera. Porque este martes, Ramón, jugaba su semanal partido de fútbol a sus 80 años recién estrenados de la misma manera que estrenaba su condición de abuelo por cuarta y quinta vez porque, en esta ocasión, ha sido un “doblete” en forma de mellizos.
El del pasado martes, en el Diego Mateos “Zarra”, fue un día especial. Sus compañeros y amigos de andanzas futbolísticas le habían preparado un sencillo pero emotivo homenaje y reconocimiento para quien es su ejemplo de vida.
Una camiseta con el número 80, firmada por todos los que cada martes le vienen acompañando en lo que es una auténtica filosofía vital, fue el protocolario homenaje previo al innegociable partido de fútbol 8 que, en banda izquierda, Ramón disputó con la ilusión de un niño.
Porque es precisamente de su época de niño a cuando se remontan sus primeras patadas al balón en el antiguo campo de lo que hoy es el Municipal El Prado. Niño como todos aquellos a los que transmitió sus conocimientos hasta el momento en que su hijo decidió dejarlo. Desde entonces, el fútbol ha sido su verdadera pasión, con independencia de colores a pesar de sus simpatías colchoneras, porque a su edad Ramón presume de gustarle el buen fútbol por encima de todo y de no haber discutido jamás por motivos futbolísticos.
Lo que es seguro es que el próximo martes, a las cinco de la tarde, nuestro protagonista volverá a pisar el césped artificial del “Zarra” para cumplir con su sueño semanal. Porque, a sus 80 años, Ramón no cuelga las botas.