Cada día la ONG reparte más de 700 kilos de comida, además de ropa o medicinas
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Decenas de voluntarios se esfuerzan cada día en tener el almacén a punto para atender la demanda. (Foto: J.F.) |
Cáritas Talavera atendió a más de 30.000 personas a lo largo del año 2011
El nuevo perfil de los demandantes nos presenta a familias de entre 30 y 40 años, sin prestación por desempleo y con cargas familiares e hipotecarias.
miércoles 23 de abril de 2014, 10:51h
Cáritas Talavera ha sido una de las entidades que más solidaridad ha recibido de la sociedad durante la pasada Navidad. Son fechas en las que “la gente se vuelve más nostálgica y sensible”, manifestó el sacerdote de la ONG, Vicente Domínguez; por eso ha sido habitual ver como la recaudación, en forma de alimentos no perecederos, en partidos de fútbol, baloncesto o baseball ha ido destinada a contribuir con las personas que peor coyuntura económica están viviendo. El propio párroco aseguró a La Voz del Tajo que “el almacén se ha llenado para dos meses por lo menos”, ya que a este ‘stock’ también han contribuido campañas de recogida de alimentos en colegios, institutos y entradas de supermercados. No menos importantes han sido las actuaciones de hermandades con sus bandas de cornetas y tambores, así como galas solidarias y conciertos en el terreno más artístico, como el Musical ‘Alma’.
Domínguez se mostró muy satisfecho con este tipo de acciones que han conseguido que “gente de muy distinta clase y condición se aúnen a favor de Cáritas, llegando al mundo del deporte, la cultura o personas sencillas de la calle”. Pese a la existencia de estos grandes gestos de solidaridad, la demanda sigue creciendo; personas que se quedan sin paro, prestaciones sociales que se esfuman y apoyo familiar que no puede sostenerse hacen que en las colas de recogida de alimentos en la calle Corredera cada sea más habitual ver a conocidos o vecinos. El perfil de estas personas ya no se ciñe a una etnia o clase social determinada, sino que destacan familias españolas, de clase intermedia, de edades entre los 30 y 40 años, que viven una situación difícil de empleo, no gozan de prestación económica, se han quedado sin ahorros y tienen cargas familiares e hipotecarias, además de haber perdido el sustento de sus padres, tal y como explicó Domínguez. Incluso los sacerdotes de muchos pueblos han constatado como muchos mayores contribuyen menos con las donaciones “porque tienen que ayudar a sus hijos de la ciudad”.
En el año 2011 han sido 8.000 las intervenciones acometidas por Cáritas en Talavera dentro del programa de acogida y familias, una ayuda que repercute en más de 30.000 personas. Alimentos, ropa, medicinas, pago de facturas de luz o agua, incluso alquileres son algunas formas de ayudar que tiene la ONG. Cada día son más de 700 kilos de comida los que se reparten entre los más necesitados, al margen de las ayudas económicas. El almacén de la calle Corredera se mantiene gracias a las donaciones puntuales de gente sencilla y las cuotas de los socios, aunque los grandes supermercados no se suman a estas causas porque “tienen prohibidas por política de empresa”. El sacerdote quiso lanzar un mensaje a la sociedad en forma de deseo más que de petición: “que den las gracias por que tienen, ya que cuando uno vive agradecido por ello siente la necesidad de compartir”, basándose en el lema de la última campaña: ‘Vive sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir’. La próxima oportunidad para contribuir con la causa de Cáritas tendrá lugar con el festival solidario que organizará Always Elvis el próximo 12 de febrero a las 19 horas en el Teatro Palenque.
COMEDOR. La ONG sigue esperando a que el Ayuntamiento les otorgue la licencia de actividad para poder continuar con el servicio de comidas que prestaban en el comedor social, cerrado desde agosto para adecuarse a la normativa. “La obra ha sido un vía crucis, una carrera de obstáculos y de gastos indescriptible”, manifestó Domínguez. Los trabajos de adaptación han consistido en el derribo de tabiques para dejarlo diáfano, instalar mobiliario de acero inoxidable y cambiar los planos para adecuar puertas y sistemas de ventilación; “nos han pedido las mismas exigencias que a un restaurante de hotel”, añadió. Antes de cerrarlo se daba de comer a más de 40 personas cada día. Este local, que se encuentra en la calle Fernando de Roja, ya cuenta con todos los informes de los técnicos favorables sólo a la espera de recibir la licencia definitiva, según avanzó la concejala de Urbanismo, María Rodríguez, la semana pasada a este periódico.
ALBERGUE. Este centro de baja exigencia que se encuentra en el barrio de Patrocinio suele estar dirigido a personas que están de paso, transeúntes, sin techo o indigentes, pese a que “sigue habiendo gente que decide vivir en la calle porque para ellos es más gratificante no tener horarios ni limitaciones”, dijo el sacerdote. Sin embargo, aquellos con deseos sinceros de reformarse pueden estar allí por más de tres días, como es el caso de procesos de desintoxicación, búsqueda de trabajo o recuperaciones médicas. Este perfil de usuarios también ha cambiado; antes eran sin techo que deambulaban por albergues y ahora gente más joven, sin trabajo ni red social de apoyo, incluso con formación en estudios superiores. Las mujeres, que antes no solían estar presentes, son cada vez más habituales.