Artículo 20: Se reconocen y protegen los derechos a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción y a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión.
Era miércoles, 6 de diciembre de 1978. España dijo sí a un nuevo ordenamiento jurídico que colmaba de libertades a un pueblo que había mamado represión durante 40 años.
Sin esta Constitución, probablemente, usted no podría estar leyendo estas palabras ni yo tendría la posibilidad de escribirlas en un medio de comunicación.
Curiosamente, el medio que me honro en dirigir cumple también 40 años en este 2018.
Y a pesar de los vaivenes que la vida te obliga a capear, seguimos vivos y gozamos de la salud suficiente como para seguir siendo lo que siempre fuimos, LA VOZ DEL TAJO.
Una cabecera que podría considerarse una entelequia en sí misma por cómo se han desarrollado los acontecimientos en estos 40 años de Trasvase que también se cumplirán en unos meses.
Aquí, en Castilla-La Mancha, una voz unitaria en torno a la defensa del Tajo se ha echado siempre de menos. Esa voz al unísono que los murcianos elevan cada vez que algo les parece mal.
Esa voz que ahora quiere exigir que, a toda costa, se escuche en tribunales, gobiernos, partidos políticos, asociaciones de regantes y en cada esquina para que puedan seguir secando nuestro cauce y esquilmando nuestro futuro.
Pues así, mientras en esta región que también nació en 1978 sigamos sin entonar el cántico común en defensa de lo nuestro estaremos más cerca de convertirnos en aquellos reinos de taifas que llenaron de luchas intestinas la península ibérica en el año 1000 y que sólo crearon desorden y anarquía mientras otros se lo llevaban todo.