El Gobierno de Castilla-La Mancha ha desarrollado una de las más completas estrategias para la prevención del suicidio y la intervención ante tentativas autolíticas que existen actualmente en el conjunto del país, ya que en su elaboración han confluido no solo la vertiente sanitaria sino también los aspectos educativos y condicionantes sociales, que han permitido definir cuatro líneas estratégicas y 44 acciones destinadas a atajar esta situación prioritaria de salud pública.
Durante el año 2016 se produjeron 135 defunciones por suicidio en Castilla-La Mancha, so significa que cada tres días se produce un suicido en la comunidad autónoma, con un tasa de 6,35 por cada 100.000 habitantes. Castilla-La Mancha ha pasado de ser la novena comunidad con más suicidios en 2015 a ocupar el décimo quinto lugar en el año 2016.
Coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Prevención del Suicidio, el consejero de Sanidad, Jesús Fernández Sanz, ha inaugurado hoy en Toledo una jornada de trabajo destinada a dar a conocer el contenido de estas nuevas estrategias, en cuya elaboración han participado más de 60 profesionales tanto del ámbito sanitario, de educación, servicios sociales, ONG, asociaciones del ámbito de la salud mental como del mundo de la justicia y de la universidad, entre otros.
Acompañado por la directora gerente del SESCAM, Regina Leal, y la directora general de Planificación, Ordenación e Inspección Sanitaria, María Teresa Marín, el titular de Sanidad ha explicado que estas estrategias no son actuaciones aisladas si no que se enmarcan dentro del Plan de Salud Mental 2018-2025. Además, ha destacado que van orientadas a la prevención e intervención ante el riesgo de suicidio o autolesiones en las diferentes etapas de la vida, proporcionando pautas prácticas de actuación a educadores, familiares, cuidadores y profesionales sanitarios.
El consejero de Sanidad ha insistido en que el suicidio se puede prevenir con el desarrollo de actuaciones que no deben venir únicamente por parte del ámbito sanitario, sino de otros sectores de la sociedad. En este sentido, ha resaltado la importancia de identificar e incidir sobre los factores de riesgo, pero también fortalecer los factores de protección a nivel personal, desde la infancia, y ambiental como apoyo sociofamiliar, integración social, acceso a sistema de ayudas, entre otros.
Así, en las acciones orientadas a la prevención en la infancia y adolescencia colaboran las áreas de salud mental, Atención Primaria, educación y bienestar social, mientras que en la edad adulta y personas mayores se colaborará además con la Gerencia de Urgencias y Emergencias, Instituto de Medicina Legal, Universidad, Cruz Roja, Teléfono de la Esperanza, FEAFES, profesionales de la información, entre otros.
Prevención universal, selectiva e indicada
Por otra parte, las estrategias contemplan acciones orientadas a la prevención universal, en referencia a toda la población, como mejorar la información sobre el acceso a servicios, difundir guías de información veraz, ayudar a fortalecer los factores de protección en la población adolescente para que puedan hacer frente a situaciones difíciles y promover la investigación y generación del conocimiento en relación con la prevención del suicidio.
También se recogen líneas de actuación enfocadas a la prevención selectiva de grupos vulnerables, entre ellas el desarrollo de protocolos de detección y manejo de la conducta suicida en diferentes ámbitos, llevar a cabo intervenciones preventivas en grupos de especial riesgo y con familiares de personas que han cometido suicidio y que lo requieran. Asimismo, contempla la formación de profesionales de servicios sociales, sociosanitarios y educativos especialmente en menores y personas mayores en situación de vulnerabilidad.
Finalmente, se incluyen otra serie de acciones destinadas a la prevención indicada a personas en las que se detecta riesgo--, como la promoción de grupos de ayuda mutua para personas con enfermedades crónicas o sus cuidadores, el desarrollo de intervenciones preventivas en personas con factores de riesgo específico de vulnerabilidad, así como la formación a profesionales sanitarios en la detección y manejo de la conducta suicida y mejorar los circuitos de comunidad y la continuidad asistencial en las personas en que se ha detectado.
El consejero de Sanidad ha abogado por eliminar los mitos existentes sobre el suicidio y ha remarcado que hablar sobre esta situación puede ayudar a prevenirlo si se ofrece a su vez información veraz y responsable.