A esta hora, ayer 11 del 11 a las 11 horas, más de 30.000 personas, según los organizadores, se echaban a la calle en Talavera de la Reina para reivindicar a las diferentes administraciones públicas inversiones para conseguir 'un futuro' para la ciudad y su comarca.
Una jornada que dejó una imagen de "unidad", algo que es no muy habituales en la Ciudad de la Cerámica, aunque el carácter "pacífico" -la organización rugó que no insultara a ningún politico- y "festivo" -con música, bebida y comida- no fue compartido por muchos ciudadanos, que han mostrado su malestar en las redes sociales, ante lo que consideran "debería haber sido una manifestación puramente reivindicativa", ya que "no hay nada que celebrar". Otros seguían criticando la decisión del alcalde de Talavera, Jaime Ramos, de asistir como "ciudadano" a la manifestación. "¿Se ha manifestado contra él mismo?", ¿Ha pedido su propia dimisión?", se preguntan. Gesto, el de la asistencia de "políticos", que para algunos no ha servido nada más que para "politizar" el acto y hacer que "salgamos menos gente a la calle".
Durante más de horas las principales calles de Talavera de la Reina -casualmente no se pasó por la Plaza del Pan donde están el Ayuntamiento y la sede de la Delegación de la Junta, dos de las administraciones a las que se les reclamaba inversiones- se han empapado del espíritu de la manifestación del 11-N convocada por la Plataforma ciudadana de la Mesa por la Recuperación de Talavera con más de 80 asociaciones involucradas.
Talavera ha dicho ¡Basta! Y tras el 111-N, la pregunta es bien sencilla: ¿Y ahora...qué?
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