Transitar por algunas calles de Talavera de la Reina es misión imposible para quien vaya en silla de ruedas o empuje un cochecito de bebé. Esto es lo que les sucede a los transeúntes del Camino del Pilar. Si sumamos una acera estrecha y farolas en ella, el resultado es sencillo, imposible caminar. Sobre el bordillo de esta vía tratan de convivir a diario los peatones con las farolas
Los vecinos han hecho públicas sus quejas al Ayuntamiento y a la concejala de Urbanismo, María Rodríguez, “pero estas quejas han sido en vano”, comenta un vecino La Voz del Tajo.
La estrechez de la acera y la instalación del alumbrado público obliga a transitar por la carretera en gran parte del trazado, con el consiguiente peligro que eso conlleva. “Las personas en silla de ruedas tienen que ir por la calzada. Evidentemente los carros de los niños y los de la compra también se ven obligados a circular por la calle”.
BARRERAS ARQUITECTÓNICAS
Las
barreras arquitectónicas se encuentran tanto en los espacios públicos como en el interior de los edificios o en los transportes públicos. Las más abundantes son los escalones en las aceras, bordillos sin rebajar y señales viarias mal colocadas.
Un problema que no es nuevo en Talavera. Un grupo de estudiantes de la rama de Atención Socio-Sanitaria a Domicilio, dirigido por Fernando Jiménez Trigueros, pertenecientes a la Escuela de Formación El Piélago de Navamorcuende, realizó el pasado 12 de julio, un estudio para comprobar las barreras arquitectónicas que pueden encontrar las personas con alguna discapacidad en la ciudad.
Así pudieron comprobar el deterioro y dejadez de la ciudad que hace imposible su autonomía e independencia.
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