Llega la recta final del verano con el Mediterráneo más cálido de lo habitual. La mayoría de los años el final del verano suele coincidir con las temperaturas más elevadas de la superficie del mar, llegando a valores que en algunas zonas oscilan entre los 26 y los 28ºC.
Las temperaturas actuales del Mediterráneo frente a las costas peninsulares y Baleares, llegan a los 27 y puntualmente 28ºC y, aunque están algo más cálidas que otros años, no es una situación excepcional. Lo que sí es excepcional es ver que todo el Mar Mediterráneo, de punta a punta, muestra anomalías positivas de mayor o menor grado. “Es un factor a tener en cuenta, dado que el vapor de agua que acaba formando las grandes nubes que descargan sobre España, no solo se transporta desde zonas cercanas al litoral, sino que pueden llegar rincones más lejanos del mar”, señala Mario Picazo.
Que el mar esté más cálido sí es un factor que ayuda a aumentar la probabilidad de que se registren fuertes tormentas entre finales de verano y principios de otoño, pero ese fenómeno solo no se traduce necesariamente en intensas lluvias. Hay otros procesos atmosféricos que tienen que ocurrir a la vez para que junto con el aporte de vapor de agua de un mar recalentado se formen las mencionadas tormentas de gran desarrollo vertical.
¿ES NORMAL UNA GOTA FRÍA EN AGOSTO?
No hay fechas exactas, pero habitualmente desde mediados de septiembre hasta mediados de octubre (en ocasiones hasta noviembre), aumenta la probabilidad de que se produzca un fenómeno ya conocido por muchos y que popularmente se denomina “Gota Fría” (la Depresión Aislada en Niveles Altos de la atmósfera o DANA).
Las DANAS, son las encargadas de fabricar nubes de gran desarrollo vertical que, a su vez, descargan ingentes cantidades de agua sobre un mismo lugar en un espacio de tiempo relativamente corto. Para que eso ocurra, tiene que haber una borrasca en la superficie, a ser posible cerca de una fuente importante de vapor de agua.
En la mayoría de los casos, la borrasca situada sobre la superficie llegará a generar lluvias torrenciales si en niveles más altos de la atmósfera (entre uno 5000 y 8000 metros), sobre esa misma posición, el aire está más frío de lo habitual. Esa bolsa de aire frío aislado (de ahí el nombre DANA) ayuda y mucho a que el vapor de agua se condense rápidamente al ascender favoreciendo la rápida formación de nubes y liberando una gran cantidad de energía en la atmósfera.
Para potenciar aún más el efecto ascendente del aire húmedo, en España tenemos muchas montañas costeras, el conocido pre-litoral, contra ellas choca el aire húmedo del mar, favoreciendo aún más su ascenso y potenciando su efecto devastador.
Aparte del aire frío en altura, y del aire cálido y húmedo en superficie, hace falta la presencia de un factor fundamental que contribuye bastante a que haya vapor de agua en el aire que es la temperatura del agua del mar. Cómo se encuentre de temperatura por estas fechas previas al otoño del mar Mediterráneo dice mucho de cómo podrían llegar las siguientes semanas en cuanto a la formación de tormentas intensas. Si se acaban formando son capaces de descargar cientos de litros de agua en menos de 24 horas desde Andalucía, Ceuta o Melilla, pasando por Murcia y la Comunidad Valenciana, hasta Cataluña y Baleares.
“En esta recta final del mes de agosto, ya ha habido un pequeño aperitivo tormentoso y esa podría ser una señal de lo que podría llegar en unas semanas”, concluye Mario Picazo.