AHA

Ahora que la crisis hace necesarios los contactos, uno se pregunta, aparte de la familia, ¿cómo se logra prosperar? Creo tener la respuesta, pero claro, ya advierto que hay que disponer de nervios de acero, mucha paciencia y mucha tragadera, pero es relativamente sencillo. En principio, no se necesitan títulos, basta con visitar, estar en saraos, no faltar y, si quiere triunfar de verdad, no opine o, en todo caso, haga como Zelig, adáptese al entorno… si el poderoso dice “blanco”, usted no diga “blanco” ni “negro”, sea más listo, simplemente asienta y escuche –escuche mucho y calladito- y emita de vez encunado algún “mm”, para decir que está escuchando y razonando. El otro no quiere que usted piense y oponga “negro” a su “blanco”, sino que medite y asuma “blanco” de modo inteligente y así convierta su “blanco” en un “blanco interesante”. Y si cambia a amarillo, usted “mmm”, a reflexionar lo amarillo. No intervenga, asienta. Su opinión es asentir, porque si habla matiza y en cuanto matice la caga. Calladito, escuchando, se sube. O se liga. Las chicas (o chicos) también quieren un “aha” del que medita, no un “sí” interesado ni un “no” del repelente: baste un “aha” razonador para ganarlas (o ganarles), y cuanto más hable, mejor caerá. Porque lo único que quiere el que tienes enfrente es que le escuches y no ser juzgado. Pero tampoco gustan los pelotas, porque son falsos y ofenden la inteligencia. Eso sí, empiece desde joven con el “aha”, porque así será creíble. Enfúndelo en educación, buenas formas y amabilidad y elija amigos que suelan gobernar más tiempo… ¿qué usted no opina como ellos? Usted: aha, no salga de ahí, esas son sus ideas. Ya verá como con los años le dan un puesto de libre designación.