Un estudio coordinado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad ha detectado la presencia de garrapatas infectadas por el virus que causa la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en varias zonas de Madrid, Castilla-La Mancha, Extremadura y Castilla y León. Pese al hallazgo, aseguran que el riesgo de contagio a humanos en España sigue siendo bajo.
"No hay ningún tipo de alarma, no podemos descartar que aparezca algún caso esporádico de la enfermedad pero el riesgo es muy bajo", ha asegurado la directora general de Salud Pública del Ministerio, Elena Andradas, tras los resultados presentados este jueves a las comunidades autónomas en la Comisión de Salud Pública, órgano dependiente del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (SNS).
La investigación, realizada en colaboración con las cuatro comunidades afectadas, el Instituto de Salud Carlos III y el Ministerio de Agricultura, se basó en un análisis de 9.000 garrapatas obtenidas de animales silvestres y ganado doméstico, a raíz de los dos primeros casos autóctonos de esta enfermedad infecciosa detectados en España en septiembre de 2016, de los cuales uno falleció.
PRESENCIA EN 7 DE LAS 11 COMARCAS ESTUDIADAS
En total se ha identificado la presencia del virus de Crimea-Congo en unas 300 garrapatas del género 'Hyalomma', lo que equivaldría a apenas un 3 por ciento de todas las muestras analizadas, en 7 de las 11 comarcas estudiadas, todas ellas cercanas a la zona de Ávila donde se pudo producir el primer contagio en humanos el año pasado.
Además, todos los parásitos infectados se habían extraído de animales silvestres, sobre todo ciervos, aunque también se detectaron en gamos, jabalíes y muflones.
Las muestran se extrajeron entre septiembre de 2016 y enero de este año y posteriormente fueron analizadas por el Centro Nacional de Microbiología, perteneciente al Carlos III.
De hecho, dicho análisis sugiere que en torno al 90 por ciento de las garrapatas con el virus pudieron haberse infectado a través del animal del que fueron extraídas, al que previamente les habría llegado a través de otra garrapata, ha explicado Ricardo Molina, responsable del Laboratorio de Entomología Médica del Centro Nacional de Microbiología y uno de los autores del estudio.
DETECTADO POR PRIMERA VEZ EN 2010
En cuanto a la procedencia del virus, que se detectó por primera vez en España en 2010 en unas garrapatas capturadas en la provincia de Cáceres, se cree que podría haber llegado a través de aves migratorias procedentes del norte de África, donde la enfermedad es endémica.
El virus persiste desde entonces en la península gracias a la presencia de varias especies de garrapata del género 'Hyalomma', uno de los principales vectores de la enfermedad, cuyo hábitat es más habitual en la zona centro y suroeste del país.
De hecho, aunque el estudio se ha centrado en unas comarcas concretas no se descarta que pudiera haber más garrapatas con el virus en otras zonas, según Molina, de ahí que tengan previsto realizar un trabajo más extenso que analice también garrapatas presentes en suelo o vegetación.
Hasta el momento el Centro Nacional de Microbiología había analizado cerca de mil garrapatas en éstas y otras comunidades en busca del virus pero sólo se había detectado en 27 ejemplares, todos ellos en Extremadura.
POCO RIESGO DE CONTAGIO A HUMANOS
Pese a ello, Sanidad asegura que es poco probable que se produzca otro caso autóctono en humanos como el detectado el año pasado, aunque no puede descartarse por completo. De hecho, ha precisado la directora de Salud Pública, tampoco puede descartarse que haya habido más casos antes porque "muchas veces el virus no provoca ningún síntoma".
Para que este contagio se produzca es necesaria la picadura de una garrapata, de ahí la necesidad de reforzar la información y las recomendaciones a la población general sobre cómo prevenirlas, especialmente cuando salen al campo a practicar senderismo u otra actividad en contacto con la naturaleza.
Asimismo, a raíz de este trabajo también reforzarán la prevención en aquellas personas que por su labor profesional puedan estar más en contacto con garrapatas o animales infectados, tales como ganaderos, pastores, trabajadores forestales, veterinarios o cazadores.
A diferencia de las garrapatas presentes en perros u otros animales domésticos, las del género 'Hyalomma' son "más activas" y el riesgo de picadura es mayor. Sin embargo, ha aclarado Molina, el parásito tarda 48 horas en empezar a alimentarse de la sangre por lo que, hasta entonces, no habría riesgo de contagio del virus.
Igualmente, el Ministerio y las comunidades cuentan con un protocolo específico de vigilancia para la fiebre hemorrágica Crimea-Congo y una guía de actuación para profesionales sobre cómo actuar ante un caso así. "Estamos preparados ante la aparición de otro posible caso", ha sentenciado Andradas.