Cuenta la leyenda que existió un capitán de barco vasco que, ante las insurrecciones de las colonia en América, enrolaba marineros a modo de refuerzos para que viajaran desde España y combatir al otro lado del Atlántico. El problema es que el tal capitán Arana o Araña, después de embarcar a todo el mundo se quedaba en tierra y así le libraba del peligro. ¿Les suena?
Piensen por un momento en Jaime Ramos, que parece estar buscando que se le recuerde como el más nefasto de los alcaldes de Talavera, a pesar de cobrar –y muy bien– por ello. Ahora se viene del Ministerio con una sonrisa porque le ha prometido el ministro que el AVE tendrá parada en Talavera y que va a presentar el estudio del Corredor Madrid-Badajoz en junio. ¿Otro estudio? Permítanme –con los respetos debidos– que les diga al Ministro, al alcalde y a todos los palmeros que tienen a su alrededor que podrían irse un poquito a la mierda. Esta ciudad necesita soluciones y hechos, los estudios llevan años anunciados y no se ha llevado a cabo nada por parte de nadie. Empezar a hablar de ello otra vez no sirve ni para limpiarse el final de la espalda.
Y es que, después del congreso regional del Partido Popular en el que María Dolores de Cospedal ha vuelto a ser reelegida máxima dirigente de la formación azul, ya como ministra, ¿por qué Ramos no tira de contactos para presionar en el Gobierno de Rajoy y apuntarse tantos? Por una razón sencilla, porque no hay nada. Porque pintamos lo mismo que un bote vacío en un solar.
Eludir su responsabilidad es la mejor de las artes de Ramos, reparte la culpa entre todo el mundo (como en la asamblea del pasado lunes) para –así– quitársela de encima. El que piense en la presunta estulticia del actual alcalde de Talavera se equivoca. Él se afana en buscar la solución a sus problemas repartiendo culpas y, de vez en cuando, añade protagonistas al cuento como son sus secuaces María Rodríguez o Santiago Serrano, para que defiendan que los demás son los que no hacen nada mientras ellos mismos sólo usan la verborrea para salir en prensa e intentar convencer –a una población desesperada y descorazonada pero aún resistente, mal que les pese, y que de tonta cada vez tiene menos– de que sus argumentos son los únicos, los válidos. Incluso, de vez en cuando, aprovecha la artillería de la eterna infanta Carmen Riolobos para que cargue contra los rivales políticos y, así, ni arrugarse la ropa... pero qué listo es.
De la ‘jugada’ con Ciudadanos no les dejo sin interpretación, faltaría más.
Ramos asegura que ‘han sido ellos los que han venido a mí’ cuando lleva –desde hace dos años– encantando, cual faquir, a los concejales naranjas para poder asegurarse que nadie le mueva el sillón.
Ha utilizado toda la estrategia posible para que su sueldo y poderío no peligre. Un poderío que no ha traído a Talavera nada de nada.
Qué listo ha sido con esa jugada. Coloca a Corona al frente de IPETA y le da a Bermejo la Concejalía de Promoción Económica para que se ‘coman el marrón’. Si en estos dos años que quedan de legislatura no llega nada a la Ciudad, la culpa será de ellos dos y, como postre, Page tampoco habrá apoyado. Él solo se tendrá que quedar quieto, esperando que pase el tiempo, y cuando llegue la campaña electoral de las elecciones de 2019, a ejercer lo que mejor sabe hacer: echar la culpa a los demás. Volverá a intentarnos engañar con una retahíla de falsas promesas que sabe que nunca cumplirá y a asegurarse –otros cuatro años– el sueldo desde la Alcaldía.
Ramos se acuesta cada noche, y se levanta cada mañana, con la mente puesta en el siguiente movimiento de ajedrez para que la cosa se quede como está, poco más. Pensar en esa visita, en ese razonamiento firme ante cualquier institución que pueda traer a Talavera, sea quien sea, es el segundo o tercer plato. Es mejor repetir que hay muchas necesidades, que ‘hay que firmar en unas hojitas de papel o por internet’.
Todo dividido como el asunto de las plataformas, que me apena. Unidad de acción, cero.
Cómo echo de menos a Pablo Tello que, con un par, cortó la Nacional V para presionar en el Gobierno de Felipe González y así se hiciera realidad la Autovía A-5.
Un alcalde está para lo que está, cuando las soluciones son urgentes (sobre todo para los que no saben si van a cobrar a fin de mes o no encuentran trabajo porque no lo hay) hay que tomar el timón y dirigir el rumbo con firmeza, no con papelitos y palabrería. Ahí es donde se demuestra la cobardía o la valentía, si uno piensa en la ciudad o en sí mismo. Y si no es así, lo más digno es marcharse.
Ramos, que es tan amante de los titulares de prensa y ha cuidado tanto la estrategia mediática, podía plantearse llevar a cabo los golpes de efecto necesarios para que a Talavera se le escuche. Pero ya, ni eso.
Y sí, hay desunión. Porque luego faltan muchos en las manifestaciones, esos tantos que luego no arriman el hombro pero que abren la boca en los bares o en las esquinas, que los hay y muchos.