La cuneta del desprecio

En aquella ocasión lo utilizó para definir a aquellos ediles socialistas que fueron apartados por el ‘aparato’. Pero estas palabras pueden muy bien definir el estado de ánimo que impera en esta Talavera de nuestros pecados. Si damos un repaso a los escritos que publican la mayoría de los articulistas en los diferentes medios de comunicación, nos damos cuenta que la ciudad continúa siendo presa del desánimo, que se vuelve a recurrir al tópico de que nuestros políticos están apresados por los de Toledo, que se pinta una urbe en blanco y negro y aparecen nubes de lágrimas en cada esquina.

Sigue calando el discurso victimista desde la avenida de la Constitución a la Puerta de Cuartos y únicamente queda que a Talavera se la vuelva a comparar con el Líbano. Da la impresión de que en esta ‘cuneta del desprecio’ cohabitan seres que no son tenidos en cuenta por su formación política, tal y como señalan esos opinadores que acusan al PP de dar más poder a los antiguos integrantes del grupo municipal toledano que a los del talaverano; aunque, la verdad, parece que en esta ocasión se ha premiado más la derrota que la victoria. Una cuneta, por cierto, en la que el paro abre grietas y se consumen ilusiones como la llegada del AVE, contar con un verdadero río y, en definitiva, ser una gran ciudad. Es difícil, ante esta situación, escribir algo ilusionante y esperanzador, pero el talaverano se debe de levantar si no quiere permanecer para siempre en ‘la cuneta del desprecio’.