Periodistas

Escándalos tan sangrantes de la democracia española, como el control de los grandes poderes del Estado por parte de los partidos políticos son considerados normales por esa manada de periodistas sometidos, que han abandonado a su suerte al ciudadano y actúan como verdaderos perros del poder. Hacen la vista gorda con la corrupción y ni siquiera han tenido agallas para denunciar el endeudamiento criminal que han originado los políticos o la arbitrariedad en el manejo del dinero público, el nepotismo, el amiguismo, el enriquecimiento ilícito, el favoritismo y otras muchas canalladas de los políticos profesionales españoles, que son arropados con el perverso manto de la prensa que acuden como buitres a cobrar el pienso que les arrojan los políticos a cambio del silencio y la complicidad.

Si en España existiera un periodismo digno, profesional y decente, las noticias de apertura de prensa, radio y televisión tendrían que referirse, cada día, a la corrupción política y al asesinato de la democracia perpetrado por los partidos políticos, que, la han sustituido por una dictadura de partidos que se limitan al reparto del botín y a una nefasta gestión que nos ha llevado a la ruina, el paro, las privaciones y el miedo.

Los periodistas sirven de altavoz a la ignominia y secundan vergonzosamente las consignas de los aparatos de propaganda de los partidos políticos, repitiendo mentiras como que la crisis es un fenómeno mundial, que afecta a todos los países por igual o que la culpa del drama la tienen los banqueros y los capitalistas, cuando es evidente que la responsabilidad es de los políticos, que tenían la obligación y el mandato de controlar a los banqueros y no lo hicieron, del mismo modo que se endeudaron hasta la locura.

Basta mirar al pasado y compararlo con el presente para descubrir el inmenso deterioro de las dos profesiones más desprestigiadas, rastreras y culpables de la España actual. Políticos y periodistas eran considerados, en los años posteriores a la muerte de Franco, como héroes de la sociedad y eran profesionales valorados, respetados y admirados, mientras que hoy ocupan el trasero del desprecio y del rechazo de los ciudadanos, que se sienten traicionados, tanto por los políticos como por sus perros del periodismo sometido.

Los editores y muchos periodistas han defendido a su partido preferido por encima de toda lógica y verdad y han renunciado a la independencia y a la crítica a cambio de fraguar un desatino de confabulación con los políticos que les proporciona publicidad, concesiones y otros muchos favores. El gran traicionado por esos pactos antidemocráticos ha sido el ciudadano y la democracia, el primero porque ha quedado abandonado, sin defensa y sin acceso a la verdad y la democracia porque el periodismo ha permanecido en silencio mientras era asesinada y sustituida en España por una oligocracia de partidos, comandada por políticos impunes, corruptos, arbitrarios e indecentes.

Los ciudadanos comunes, de a pie, los castigados contribuyentes y sufridos votantes, somos también culpables de haber permanecido pasivos mientras que los canallas nos arrebataban la felicidad, dignidad y libertad, convirtiendo la nación en una pocilga. Hemos sido humillados, despojados de nuestros derechos fundamentales, acribillados a impuestos y sometidos hasta la vergüenza, sin que se hayamos denunciado abiertamente y enviado a las cárceles a los delincuentes y políticos inútiles, vividores y fracasados que han destrozado un proyecto hermoso llamado España que ahora, esta abocado en la miseria y diseminado en un montón de pedazos.