Agradecer es vivir, o sea, convivir

Director, ya sabes, te doy las gracias y recuerdo públicamente que la presencia del director de La Voz del Tajo en la presentación en Madrid de mi último libro fue advertida, comentada y valorada por todos los presentes y también por algunos ausentes. Uno de los asistentes más inadvertidos (no todos iban a ser políticos de postín) se llamaba Anastasio Gil, vino porque es paisano y porque nos tenemos ley y, además, es el director general de la Obra Misional Pontificia de España. ¡Qué revolútum de personas y personajes en ese acto madrileño! Director, si tu presencia me emocionó, tu manera de estar y saber estar me resultará inolvidable.

Y ahora, al grano semanal de mis Cabos Sueltos. Faltan cincuenta días para conmemorar la muerte del anterior Jefe del Estado en la cama de un hospital madrileño, y setenta para la muerte del presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco volado por dinamita etarra a su paso por la calle de Claudio Coello de Madrid. Para conmemorar ambas fechas, el presidente en funciones ha organizado dos significados ‘eventos’, o sea, “casos conjeturales o previsibles”). Para la muerte de Franco (20/11), Elecciones Generales. Para la de Carrero (20/12), toma de posesión del futuro presidente. El próximo evento, éste sin fecha exacta aunque Pepiño Blanco ande en ello, la escenificación virtual del fin de ETA, entrega de pistolas incluida. Previsible por imprevisible, el químico Rubalcaba se juega en ello si no el ganar, al menos el no desaparecer del mapa después de la intemerata y el tratar de vivir incluso sin convivir.