Treinta largos años llevan Carmen y Santi con su enfermedad a cuestas, en distintas fases de su evolución. Y eso les ha llevado a tener que realizar múltiples ingresos en centros especializados de agudos para someterse a los correspondientes tratamientos psiquiátricos. Carmen sería la primera y en su historial clínico consta como primer ingreso el año 1981 en la Unidad Rehabilitadora de Cuenca. Diecinueve años más tarde lo haría Santi (Año 2000).
Con el mandato de José Bono en la Junta de Comunidades y con Fernando Lamata en la consejería de Sanidad, nuestra región afrontó con entusiasmo una gran reforma psiquiátrica. Así, se aportaron recursos de rehabilitación psicosocial (Centro de Rehabilitación Psicosocial y Laboral y Viviendas supervisadas) y también se creó la Fundación para la Integración socio-laboral de personas con Enfermedad Mental (FISLEM).
Y sería ya en el año 2007 cuando tuvo lugar la apertura de la Residencia Comunitaria de Cuenca, con el traslado de Carmen y Santi a este nuevo dispositivo, que está fundamentado en la combinación de tratamiento farmacológico con rehabilitación psicosocial. Aquí recibirían la combinación de tratamiento farmacológico con rehabilitación psicosocial. Intervención bajo el enfoque del paradigma de la Recuperación (“usuario protagonista”, “toma sus propias decisiones”, “decide su vida”). La Residencia es un recurso que ofrece una alternativa residencial para personas con trastorno mental grave pero que se vuelca en la integración en la comunidad y en la mejora de la autonomía de las personas.
AYUDA
En la Residencia Carmen y Santi se hace pareja sentimental y desde ese momento su proyecto de vida pasa a ser compartido (aunque sin olvidar su individualidad), poniendo de manifiesto otra seña de identidad de la recuperación: el apoyo mutuo y entre iguales, como herramienta para mejorar. En su proceso de recuperación también juega un papel fundamental su inserción laboral (elaboración de lámparas en talleres del centro de rehabilitación, apoyo en limpieza en la Residencia Comunitaria, actualmente y desde 2010 como auxiliares de lavandería en la Residencia Comunitaria).
Y así se fraguaba la historia de Carmen y Santi, ella de 53 años y él de 61, que es una de ésas que suelen ponerte la piel de gallina, al menos a cualquier persona con un sentido de sensibilización dentro de la normalidad. Son dos personas que a lo largo de su vida se han visto muchas veces marginados por una sociedad sin excesiva conciencia sobre la Salud Mental, acaso porque otrora estuvieron atrapados por diversos trastornos mentales, que presumiblemente no fueron bien aceptados en su entorno más cercano.
NORMALIDAD
Hoy no es cuestión de hablar de milagros, pero Carmen y Santi han podido, tras variopintos procesos, han podido normalizar su situación hasta convertirse en pareja emocional y vivir de manera independiente. Su historia se remonta al año 2007 cuando ambos coincidieron en la residencia Comunitaria de Cuenca y Cupido les tocó con su varita mágica.
Todo un logro para ellos, un acto tan "normal", pero que en muchas ocasiones no está bien visto por una sociedad que aún no dispone de los recursos necesarios para asumir que ellos dos son personas como cualquiera de nosotros.
ÉXITO
Carmen y Santiago han tenido el valor (y cabe que hasta la fortuna) de encontrar trabajo como auxiliares de lavandería en la propia residencia de Cuenca y tras pasar una etapa en una de las viviendas tuteladas para este tipo de enfermos, hoy desarrollan su vida en pareja en un piso de la Ciudad Encantada. En él comparten decisiones con la libertad e la independencia que se han ganado. Las mismas con las que pueden rememorar su pasado, decidir sobre su presente y pensar en el futuro. Un clarísimo ejemplo a seguir.