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La orilla derecha

El Estío (II)

El Estío (II)

miércoles 13 de julio de 2016, 19:56h

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Tras la infancia, el verano es también un paisaje emocional y sensitivo poblado por todas las adolescencias y las primeras juventudesm por esas edades en las que deseamos......

Tras lla infancia, el verano es también un paisaje emocional y sensitivo poblado por todas las adolescencias y las primeras juventudes, por esas edades en las que deseamos a toda costa despojarnos de los ropajes de la infancia para dar el primer paso hacia la adultez, inconscientes de que estamos iniciando un camino sin retorno, abandonando el único paraiso real que jamás habitaremos: la infancia.


Veranos de revolución hormonal, de torpe búsqueda del amor empujados a la vez por el deseo y por la necesidad de afirmar nuestra capacidad de conseguirlo. Paseos a la luz de la luna en el que cualquier mínimo roce, cualquier contacto con la piel ajena, aún fortuito, nos erizaba el vello y ponía a funcionar un cuerpo que pedía a gritos ser utilizado.
Veranos de primeras cervezas, visitas a bares que toleraban nuestra presencia por la amistad y bonohomía de unos dueños para los que no eramos sino un remedo de clientes. Eramos grupo más que individuos.Aquellas pandillas para un adolescente importaban mas que cualquier colectivo al que pertenezcamos a lo largo de nuestra vida. Todo nacía y se desarrollaba en ellas y fuera de ellas todo nos era casi absolutamente ajeno.


Veranos que se recuerdan siempre, veranos a los que volvemos todos los veranos. Amores y desamores de verano que se vivieron con la intensidad del que estrena su vida, su alma y su cuerpo , siempre menos de lo que se hubiese querido y mas tal vez de lo que hubiese convenido.


Veranos de ella, bálsamo para la memoria en los veranos que sólo son una estación y no una forma de vivir y sentir. Su figura se recortaba en la pista de la discoteca al aire libre y la buscaba mientras comenzaba a sonar "moon light sadows". Bailamos, entontecidos por la edad, cuando bailar era nuestra forma inocente de hacer el amor. No recuerdo si en esos veranos hacía calor, no recuerdo ni noticias ni sucesos de aquellos meses. Solo te recuerdo a ti, tu cabeza en mi hombro y de fondo, complice, Mike Oldfield.

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