Entra en Correos. Saluda a todo el mundo con una amabilidad apabullante. Su amabilidad es apabullante, su energía es apabullante, su optimismo es apabullante, todo lo es...
Entra en Correos. Saluda a todo el mundo con una amabilidad apabullante. Su amabilidad es apabullante, su energía es apabullante, su optimismo es apabullante, todo lo es. Y con ese mismo apabullamiento tan difícil de bregar, se cuela. Tócate los cojones. ¡Y va y se cuela! Se inventa que la cola iba por aquí, que esa ventanilla no estaba abierta, se inventa carteles, se inventa normas, se lo inventa todo, incluso piensa por usted, ¡le dice a usted y a la cara que "usted venía a otra cosa". ¿Qué yo venía a qué? Sí, ellos, son ellos, los que apabullan. "Saben" que usted "venía a otra cosa" pero "usted no lo sabía" o usted le ha querido engañar a él, o él venía a otra cosa, o lo que sea. El caso es que no ha pedido la vez y no sólo se cuela, sino que pretende evitar que le acusen cambiando la realidad, echando pulsos de energía. ¿De verdad les merece la pena tanto esfuerzo? Sí, porque es su condición, de alacrán.
En la vida encontramos gente así, que sólo quiere ponerse delante, quitarte de en medio hasta en una triste cola. No valen las medias tintas con ellos, hay que partirles las piernas para callarlos. Son fuertes. He, tío, para y no te explico más. No has pedido la vez. Porque hay que pedir la vez. ¿Está usted pensando sólo en el gilipollas de correos? No, me refiero al compañero de trabajo que quiere tener más vacaciones que usted, al envenenado de política que le convierte en un demonio porque usted piensa distinto, que le simplifica para convertirle en puré. Me refiero a esos que van de "primeros" y que más joden cuanto más simpáticos son. Roban el aire, enarbolando sus derechos como espada, cuando los derechos son escudo acaso y la espada… amigo mío… la espada siempre son las obligaciones.
http://moisesdelasherasfdez.blogspot.com.es