jueves 23 de junio de 2016, 10:44h
A tan sólo unos días de una nueva cita en las urnas, las diferentes reacciones por parte de partidos políticos no dejan de sucederse.
A tan sólo unos días de una nueva cita en las urnas, las diferentes reacciones por parte de partidos políticos no dejan de sucederse. Sumado al panorama de cambio con el que España arranca estas elecciones –mayor aún al del pasado mes de Diciembre–, convergen hoy las consecuencias de estrategias equivocadas o no en el ente político respecto a alianzas y otras gestiones durante este último semestre. Este es por tanto hoy, el mayor agente de la actual complejidad política y una alargada sombra de reforma electoral y constitucional que con seguridad alzará de nuevo la voz la semana próxima. Esperando al menos que este punto sea compatible con la innegable exigencia de ágiles respuestas y aún más rápidas soluciones. Dando así lugar al necesario entendimiento entre las grandes fuerzas del panorama político nacional, enterrando 35 años de política convencional de turno. Y es que nos adentramos en un proceso de cambio. En una transición que, con el bipartidismo dando sus últimos coletazos, posiblemente volverá a manifestar como requerimiento el pacto de legislatura. Bien sea por celeridad y prontitud, como especialmente por el bien común y el romanticismo político de antaño. Pilares más que necesarios para crear y soportar, como ya hicimos según las narraciones de las páginas de nuestra historia, un modelo de convivencia política y oposición capaz de dar respuesta al cambio en las preferencias de voto y a las necesarias políticas económicas y sociales que demanda el país y su Estado del Bienestar. Deberemos experimentar así si nuestro modelo actual permite bajo estas circunstancias que España se adentre en un contexto institucional que permita mantener una posición estable, donde ahora el cambio ha de estar bien definido estratégicamente. Responsabilidad en primera instancia de los votantes, así como posteriormente y de forma más duradera en la nueva formación parlamentaria. Dado que ésta será la encargada de desplegar la importante normalidad política ante el progreso y la recuperación de esta recesión con la continuidad de programas electorales, reformas institucionales y una renovación política que permita hacer frente al futuro próximo.