Esta semana, en plena campaña electoral, asistiremos a un acto más de la estupidez talaverana. El día 15 van a declarar el actual alcalde, Jaime Ramos y el anterior a Lago, José Francisco Rivas, así como la actual concejal de urbanismo. Por aquello de que en mi profesión el urbanismo forma parte de la cotidianidad, podría adelantar que o mucho me equivoco, o lo que dijo el alcalde, y lo que dicen los informes técnicos, así como varias resoluciones judiciales anteriores, es absolutamente acertado. Es decir el Proyecto de Singular Interés por el que se llevó a cabo el campo de golf de Palomarejos es por completo acorde con la legalidad.
Desde Ganemos Talavera han salido en los últimos días dudando de todo y haciendo acusaciones veladas de tal gravedad que mucho me temo que sus artífices no han medido con suficiente cautela e inteligencia el alcance de sus palabras. Si en algún momento alguien les pide o exige responsabilidades, una vez aclarado todo este tema, espero que se muestren igual de contundentes.
Pero detrás de esto subyace algo mucho más jodido y grave para Talavera. Aún a riesgo de que alguien busque algún resquicio por el que poder meterme mano, voy a ser muy clarito, pues me ampara la verdad, la convicción y alguna que otra posible prueba que me reservo para mejores tiempos.
Cuando lloramos como plañideras por las esquinas porque no vienen empresas de importancia, ni proyectos de envergadura a nuestra ciudad, me gustaría que la gente tuviera presente algunas cuestiones: ¿recuerdan cuando vino el Corte inglés todas las críticas que hubo? El PP incluso denunció al anterior alcalde José Francisco Rivas con la miserable intención de eliminarlo de la esfera política. El asunto se archivó, pero el daño se hizo, nadie asumió responsabilidades y Talavera se proclamó como una ciudad poco fiable.
¿Recuerdan cuando se instaló el Híper, más conocido ahora como el centro comercial de Carrefour? Hubo incluso quien dijo que había que dinamitarlo, y hasta que no aparecieron maletines y cochecitos por arte de magia no dejaron de joder e incordiar, y no porque fuera ilegal o perjudicara al comercio, eso es una falacia, sino buscando un rendimiento político y económico.
Pues bien, con el complejo del golf han intentado lo mismo desde el principio: ha habido denuncias, ha habido algún ex diputado del PP y abogado por medio, ha habido un sindicato experto en extorsión pululando y al final esto. El resultado final lo dirá la Justicia, pero el que yo les puedo adelantar es que nuestro prestigio pírrico caerá hasta los infiernos y ¿a cambio de qué? Algunos tendrán que dar explicaciones más pronto que tarde.