Muy emocionada y antes de enfrentarse al juicio por denuncia falsa que presentó la pareja del padre biológico de su hija, Susana Guerrero atendió a los medios de comunicación a la puerta de los juzgados de Talavera para hablar de su particular calvario, que según explicó comenzó en abril de 2012, cuando estando en Canarias le llegó la demanda de Francisco Javier Muñoz Toribio reclamando la custodia de su hija Nayara, de 10 años, alegando “inestabilidad emocional y económica” de la madre de la niña. Sin embargo, la afectada alegó que los informes psiquiátricos y sanitarios niegan la mayor.
“Me encuentro en un laberinto judicial, cuando yo tiro por la derecha ellos van por la izquierda”, lamentó la joven talaverana de 28 años, mientras que añadía que “me siento perseguida por este Partido Judicial por el simple hecho de proteger a mi hija”. Susana relató que no puede llevar a su hija al colegio, porque “la intentaron secuestrar el año pasado”; un hecho que ha hecho que “mi hija tenga miedo de salir a la calle, lo relaciona con sistema judicial y persecución”.
Por eso, desde hace muchos meses Susana lleva luchando por una orden de protección, aunque criticó que “no es simple cuando te enfrentas al sistema judicial y denuncias unos abusos sexuales; especialmente cuando se producen en el ámbito familiar”. En relación a las conclusiones aportadas por el forense psicosocial que la entrevistó a ella y a su hija, y que sirvió como uno de los testimonios en el juicio de este lunes por denuncia falsa, la talaverana dijo que “no se puede permitir que viendo a mi hija diez minutos se invente un informe y diga que mi hija padece Síndrome de Alienación Parental (SAP)”, aunque reiteró que la ONU prohibe taxativamente usar como prueba este síndrome que “lo inventó un pedófilo, Richard Gardner, que dejó un legado para futuros pedófilos y para atrapar madres”, ya que “no existe el síndrome en la vertiente marental, es un arma destructiva”.
En estos términos, la joven expresó que si su hija sufre SAP habría que preguntarse si también han aleccionado a su hija los psiquiatras y pediatras que han emitido informes al respecto de los supuestos abusos sexuales del padre sobre su hija. “Mi hija ha sufrido abusos sexuales y no es normal que lo estén protegiendo y me obliguen a entregar a mi hija; ya lo dije, me van a tener que matar para llevarse a mi hija”.
Respecto al juicio por denuncia falsa, Susana dijo que “hoy me sientan en el banquillo por un delito que no he cometido”, explicando que los psiquiatras activaron el protocolo por malos tratos en 2012 y lo hicieron extensivo a la mujer del padre de su hija, condenado finalmente tras reconocer el delito. Respecto a la pareja de este hombre, dijo que “consintió los abusos, si yo no olvido ella tampoco”. Sobre los malos tratos de los que se acusaba a esta mujer, Susana manifestó que la había pegado, levantado de los pelos y torturado. Esta joven madre criticó que mientras “este maldito partido no hace nada, a mi me detienen, persiguen y me meten en el calabozo por proteger a mi hija”.
“Soy inocente y pido libertad absoluta para mi hija”, sentenció añadiendo que la denuncia por malos tratos la activaron los propios profesionales sanitarios. Por eso, recalcó que su defensa lleva cuatro años pidiendo las grabaciones de las entrevistas del psicólogo forense Maxim Winberg, pero “no sabemos por qué no las entrega”. También se preguntó por qué ella si que fue valorada también por este forense y los imputados no, cuando otros forenses y psiquiatras lo han pedido desde Canarias.
En relación a este juicio, Susana dijo tener un atisbo de esperanza y confió en que “la Audiencia recupere la cordura que aquí falta”, en relación a la custodia que de su hija.