El Mediador
Comprender el mundo. Religiones e ideologías
miércoles 13 de enero de 2016, 12:19h
Se tiende a pensar a simple vista que son los conceptos de las religiones e ideologías los que mueven a los seres humanos, si profundizamos un poco más nos damos cuenta que lo que de verdad nos mueve son nuestros sentimientos y emociones.
Los más profundos son los instintos comunes a todos los animales –deseo de pertenencia a ese grupo y sobrevivir y convivir dentro de él- que nos ha dado la naturaleza en varios millones de años de evolución. Los más modernos, elaborados y sensibles son los propios de los humanos que se han desarrollado en los procesos culturales. Creemos que seguimos unas teorías, pero lo que de verdad hacemos es experimentar una serie de afectos y aprendizajes que nos ligan a personas, lugares, costumbres, gustos o experiencias personales. El conflicto de seguir más o menos esas reglas del grupo, o defender nuestra individualidad, o incluso apartarnos del grupo y renegar de él, constituirá todo el entramado de nuestras vidas.
Nosotros somos un animal de grupo. En el que nacemos y nos educamos constituye todo nuestro universo afectivo. Desde la misma cuna nuestro cerebro se moldea en función a toda la relación exterior. Se imprime en nuestras células de almacenaje todo lo que formará nuestra estructura de funcionamiento. Esto será para el resto de nuestras vidas. Hay cosas que podemos modular o aprender cuando somos adultos, pocas, porque la mayoría están impresas a fuego en nuestros sentimientos. Desde el agua que bebemos, los sabores de las comidas, sus aderezos o las mujeres u hombres que deseamos. El lenguaje que nos enseñan, los usos y modos hasta la forma de amarnos, tratarnos o aparearnos. De adultos cualquier otra nos parece absurda y solo defendemos esa. ¿Porque es la mejor o la verdadera?… no, simplemente…Porque es la nuestra.
Lo que de verdad nos motiva son el conjunto de emociones que experimentamos en función a la posición que ocupamos. Si somos del género masculino nos emocionamos con unas cosas, si del femenino con otras. Nuestros modelos de aprendizaje varían incluso entre hermanos. En función a lo que nos atraiga lucharemos por conseguirlo. Mientras somos niños deseamos unas cosas, de adolescentes variamos y de adultos mucho más. Pero el lazo constante son nuestros afectos. Cuando maduramos también pasan a pesar mucho nuestros intereses.
¿Qué son entonces las religiones e ideologías? Pues el conjunto de ideas, creencias, conocimientos conscientes e inconscientes que ese grupo social posee almacenado en sus miembros más formados, los cuales, a su vez, forman el grupo dirigente de ese grupo social organizado. Estas teorías son trasmitidas desde la niñez a los futuros miembros, estos son adoctrinados sin la más mínima duda o discusión. Se gravan en sus mentes como la semilla en la tierra, el fruto que venga será casi calcado. Dicha carcasa de teorías constituyen una concepción del mundo. Esta será la propaganda que se trasmita de padres y educadores a hijos y alumnos para su continuidad. Quién discrepe será acusado de traidor (Blasfemo, Revolucionario, Anti-revolucionario, Hereje, Disidente…) y la maquinaria represiva inherente a cualquier sistema de pensamiento operará sin límite alguno.
¿Son verdad o mentira dichas religiones e ideologías? Lo serán en tanto sirvan a ese grupo social para: Mantenerles unidos, Luchar por sus objetivos de grupo, Darles cohesión frente a los enemigos, y Resuelva o no sus conflictos sociales tanto internos como externos de forma equilibrada, y hasta unos márgenes. Como siempre es impuesta por el liderazgo y las élites, esto será posible hasta que resuelva con esos ciertos márgenes los problemas de subsistencia y de convivencia de todo el grupo social.
Si somos conscientes de estos conocimientos desde ese momento defenderemos nuestra cultura, ideología o grupo, pero lo relativizaremos mucho. Sabremos que pensamos así porque así fuimos formados, pero cualquier otro que fue formado distinto no es mejor ni peor que nosotros. Y esa persona tiene tanto derecho a defender su cultura – que lo hará- como yo la mía. Pero lo importante es descubrir que yo no es algo absoluto, completo, y menos aún, eterno. Sino un conjunto de reglas para la supervivencia y la convivencia que puede que fueran muy buenas en el pasado, en aquel ambiente, o que algunas sigan vigentes, porque aún resuelven problemas, y que debemos adoptar otras costumbres porque debemos resolver problemas de hoy día. Uno de los más importantes es que debemos convivir con esta nueva persona o grupo y ya no podemos imponer nuestra cultura ni someternos a la suya. Pero debemos resolver los problemas de siempre: Seguridad, comida, afectos, relaciones sexuales… Las religiones e ideologías no son más que los liderazgos de grandes grupos sociales, pero estos liderazgos están sometidos a su desaparición y sustitución por otros más jóvenes. Mejor adaptados a los tiempos presentes y de futuro, igual que esos liderazgos anteriores se impusieron frente a otros que decayeron.
Ha de quedar absolutamente claro que los liderazgos son imprescindibles. Ellos son los que unen y dirigen al grupo. Sin ellos el grupo se disgrega y desaparece. Lo que también es inherente en la naturaleza, es la evolución para mejorar. Esto solo se consigue con la muerte de un liderazgo y el nacimiento de otro. Por eso se ha de explicar hasta la extenuación que no se está realizando una crítica a las religiones o ideologías, no, estas son absolutamente necesarias, sin ellas no habría cultura ni convivencia ni organización social. Lo que estoy haciendo es explicarlas. Diseccionar lo que son y cómo funcionan. Con estos conocimientos las comprenderemos. Por ello las relativizaremos y no serán algo absoluto, sino un esquema de pensamiento y un sistema social y político con tres características imborrables: Subjetivas, Relativas y Circunstanciales. Vivimos una época histórica relativa y no absoluta. Ahora está esta religión o ideología pero antes hubo otra y en el futuro vendrá otra diferente.
No son más que un esquema de comportamiento social, el cual debemos mejorar constantemente.