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Crónicas Políticas

2016 y lo que venga

2016 y lo que venga

miércoles 13 de enero de 2016, 12:16h

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Con la llegada de un nuevo año parece normal que se esparzan por el orbe los buenos deseos y las bienaventuranzas. Una especie de sortilegio impregna el ambiente y pareciera que basten los deseos para que todo se cumpla sin problema.

Políticos deseando que la crisis termine, que baje el empleo y que España no se hunda. Después de los deseos algunos esperábamos que nos dieran las fórmulas para hacerlos realidad, pero no, basta con los deseos, porque los pobres no saben hacer otra cosa. Y lo cierto es que hay que reconocerles el mérito. NO dejan pasar una sola oportunidad para pedirle a las vírgenes, cristos, santos y relicarios de turno, que solucionen los problemas que nos aquejan.
Nos encomendamos a los Reyes Magos, a Papá Noel, al niño Jesús, a la Virgen del pueblo, al santo de los imposibles y la biblia en verso con tal de que no quede títere sin plegaria, por ver si suena la trompeta.
La esperanza en que se produzca un milagro de nuestros políticos y su encomienda, es como mínimo insultante y despreciable. Cada vez que veo a un tipejo o tipeja con responsabilidades públicas, encomendarse a santos y demás especímenes sobrenaturales, para que le eche una mano en su cometido, me dan ganas de ponerme a templar y luego liarme a estacazos.
Y ahora que hemos cambiado de año, pues toca pedírselo al nuevo año… ¿todos aliviados? En fin, que voy a caer en la estupidez y como un cretino más pediré al nuevo año que cuando termine hayamos leído unos cuantos libros más, nos hayamos reído mucho, hayamos pasado grandes momentos con la familia y con los amigos y que de una puñetera vez hayamos mandado a la mierda a todos los que día tras día se ríen de nosotros, se encomiendan a iconos absurdos para no hacer su trabajo y que cobran religiosamente cada mes el sueldo que no se han ganado.
Y lo de confiar en la suerte y en los milagros se lo dejo a los vagos y a los pusilánimes. Los demás tendremos que trabajar muy duro para seguir adelante y desear, eso sí, que no nos pongan más trabas quienes en vez de trabajar para solucionar los problemas, que son muchos, se dedican a rezar, para ver si la suerte suple su falta de iniciativa, de inteligencia y de capacidad.
En definitiva, que el 2016 será lo que sea, pero lo que seguro que no cambia es esta manía de dejar nuestro futuro en manos de mangantes sin oficio y con mucho beneficio.
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