España: La tormenta perfecta
¿No queríamos cambios? ¡Aquí los tenemos! Hemos dejado Guatemala para entrar en Guatepeor. Nuestros votos han conseguido dibujar un Parlamento imposible. Hemos cambiado el maldito bipartidismo por el “bendito” multipartidismo.
El arco iris envidia los colores de nuestro Congreso en el que nada falta, ni siquiera marcas blancas como si de un mercado se tratara, pero es que para que se pueda formar un gobierno, los partidos van a mercadear como en patio de Monipodio. Y si alguien cree que el mercadeo será para buscar lo mejor para España, está equivocado. Trece, señores, trece partidos forman el arco parlamentario; hasta el número es gafe. Como las ratas del flautista de Hamelin, nos asomamos al abismo. La razón nos decía que eliminando al PP y a Rajoy, los males de España acabarían, pero deberíamos de haber recordado que, a veces: “Los sueños de la razón engendran monstruos”. Nuestra dispersión de votos ha engendrado dos monstruos: la incertidumbre y, derivada de ella, la inestabilidad; que solamente serán vencidos si nuestros políticos priman a España sobre sus interese de partido y sus ambiciones de poder, para establecer un gobierno estable. ¿Lo harán?
En el año 1921 Ortega y Gasset publicó su obra “La España invertebrada” denunciando como los particularismo primaban sobre el conjunto, los intereses particulares, sobre los generales, el poder de los grupos y partidos sobre el ciudadano manteniendo a España sin posibilidad de vertebración. Hoy seguimos igual, nada ha cambiado, todo se repite, y estos sucede porque los españoles ignoramos nuestra historia y, ya se sabe: “El pueblo que ignora su historia, está condenado a repetirla”.
Buscábamos una alternativa al PP. Lógico tras cuatro años muy difíciles, pero lo que hemos conseguido es un Parlamento imposible, un Sudoku, un caos. Y ha sido así porque nuestros votos no han sido la consecuencia de un análisis sereno de lo que teníamos y de lo que podíamos tener, sino que han sido generados por la revancha, la ira y la indignación, y con esos mimbres nada, absolutamente nada, puede construirse. Ofuscados, irritados, cabreados; no hemos buscado la solución a nuestros problemas, hemos buscado la defenestración del PP y de Rajoy. De momento no se ha conseguido y puede que lo que venga haga bueno al PP y a Rajoy, porque lo que hemos construido es un Parlamento esquizofrénico y demencial donde los intereses de partido prevalecerán sobre los intereses de España y de los españoles. Puede que la ley de Murphy que dice:” Si una cosa puede ir a mal, irá a peor” se cumpla en esto. Siempre se ha dicho que los políticos son los responsables de los males que aquejan a los países; vamos a tener que plantearnos si los que elegimos a los políticos somos tan responsable como ellos. Hemos puesto a España a los pies de los caballos. Llegados aquí me gustaría saber quién fue el que dijo: “El pueblo nunca se equivoca”.