¡Ahora sí! Ha llegado el momento de elegir a quien le vamos a cargar el muerto.
El legado que dejan nuestros políticos se podría clasificar de desafiante para nuestro futuro presidente y su partido. En los desafíos, por norma general, el que desafía suele tener guardado un as bajo la manga.
Sin embargo, el partido que gobierna nuestro país en estos momentos no parece tener mucha idea de cómo afrontar, siquiera, el desafío que ellos mismos proponen. Hablo, claro está, del estado en el que se encuentra nuestra queridísima España. Qué pena...
¡Y es que ya no queda nada! Este domingo 20-D se celebrarán las elecciones generales de 2015. Será un momento de intenso nerviosismo, de sudores fríos, de tembleque en las piernas... Muchos de mis compañeros universitarios se encuentran en una encrucijada con la que muchos se identificarán. Lo que les ocurre es que a falta de pocos días para votar, ¡No saben a quien votar! Sé que es una difícil decisión pero lo único que les he pedido y les pido a ustedes también, es que, sea cual sea su voto, lo realicen con cabeza. No tiren una cosa tan preciada por el mero hecho de que les disguste la oposición por su “fachada”. Léanse los programas electorales, véanse debates, entrevistas, etc. De esa forma irán un poquito más seguros a soltar el sobre en la urna.
No voten por tradición. A veces, lo que se oye en casa a la hora de comer no es lo que realmente se debe hacer. Infórmense, que es la única forma de estar al día de todo lo que ocurre en nuestro mundo. Levanten la cabeza, miren a su alrededor y piensen si España está todo lo bien que podría estar. ¿Es la hora del cambio? Yo no lo sé. Lo único que sé, a 5 días de las elecciones, es que mi voto no va a ser en vano. He meditado durante mucho tiempo mi elección y espero que ustedes también los hayan hecho.
Para terminar quiero transmitir, a través de este semanario, mi más sincero apoyo para todos aquellos partidos que se presenten a las elecciones. Hay que tener una gran valentía para afrontar ese gran desafío del que hablaba antes. Sé que no va a ser fácil pero sólo les pido que no se vendan, o mejor dicho, que no nos dejen vendidos a nosotros.