miércoles 13 de enero de 2016, 11:14h
Dicen que Jordi Pujol, el mayor corrupto conocido hasta ahora en España, se atreve a amenazar al Estado advirtiendo que si va a la cárcel, publicará un dossier que hará caer la democracia. El desafio de Pujol solo es posible porque la clase política española y el mismo sistema están corrompidos hasta la médula y han convertido en sumamente frágil al Estado.
El ex molt honorable, Jordi Pujol, ya hizo un amago durante su comparecencia en el Parlament catalán, el 25 de septiembre de 2014, cuando al ser interpelado sobre el origen de su fortuna, que él atribuyó a una increíble herencia de su padre, manifestó que “si una rama del árbol caía, podían caer todas las ramas”.El caso Pujol, si sigue adelante, va a remover los cimientos de España y va a convencer a los españoles de grandes verdades que hoy ignora o quiza, prefiere ignorar. Citemos sólo dos de ellas: España no es una democracia sino una cleptocracia (del griego clepto, 'robo'; y cracia, 'fuerza' = dominio de los ladrones) es el establecimiento y desarrollo del poder basado en el robo de capital, institucionalizando la corrupción y sus derivados como el nepotismo, el clientelismo político y/o el peculado, de forma que estas acciones delictivas quedan impunes debido a que todos los sectores del poder están corruptos, desde la justicia, funcionarios de la ley y todo el sistema político y económico); la clase política española es, con diferencia, lo peor del país.
Y estas, a grandes rasgos, salvando las distancias y puntualísimas excepciones, son las ofertas que se nos ofrece a los españoles en esta campaña electoral que comenzó el pasado viernes.
Lo que están haciendo los políticos con España no tiene perdón, ni siquiera del Dios más misericordioso. Los políticos están en campaña electoral, tiempo de caza, en el que el ciudadano necesita estar atento y ser profundamente crítico e incrédulo para no ser manipulado y engañado.
España tiene más políticos viviendo del Estado que Francia, Alemania e Inglaterra juntos. Hay más de medio millón de individuos innnecesarios, todos ellos sin otro mérito que el de tener un carné de partido o ser familiares o amigos de políticos con poder, ordeñando sin piedad el Estado y alimentando una injusticia monstruosa imposible de financiar.
Ellos, nos piden que olvidemos sus miserias y fechorías y que les entreguemos nuestro mayor tesoro como ciudadanos: la voluntad política y un cheque en blanco para que gobiernen en nuestro nombre y sigan generando corrupción, abuso, mal gobierno, injusticia y antidemocracia. Y a pesar de ello, muchos millones de españoles están dispuestos a ratificar con sus votos el desastre político de España.
Una desgracia.