sábado 26 de diciembre de 2015, 19:54h
Como estamos metidos hasta las cejas en la campaña electoral del 20D, sobran los comentarios acerca de lo que dice uno, otro o el de más allá. Ya sabemos que las promesas en este tiempo son castillos en el aire que no harán sino cabrearnos dentro de unos meses.
Pero hay ‘cositas’ que sí merece la pena resaltar. Sobre todo por el ‘miedito’ que más de uno (y de una) sienten en esta época en que ven peligrar su futuro en el escaño.
De hecho, esos ‘fantasmas municipales’ a los que aludo en el título de esta columna son los que ven aparecerse los dirigentes de los grandes partidos (los que realmente tienen algo que perder). Qué curioso, este año podemos recordar fielmente el ‘Cuento de Navidad’ de Dickens con el fantasma del pasado, el del presente y el del futuro, que muy bien se aplica a los políticos de nuestro país: así te comportaste, así te irá.
Más incluso si ese pasado es el del 24 de mayo de este 2015, en que el PP vio mermado su poderío territorial al perder comunidades, diputaciones y muchos consistorios por las alianzas de PSOE y Ciudadanos o PODEMOS. El Cuento de Navidad ‘a la española’ puede repetirse este 20D y, como decía, más de uno y de una se puede ver desplazado del sillón a pesar de las huídas hacia delante que han perpetrado.
De todos modos, el ejemplo de Talavera, de Toledo y de Castilla-La Mancha es el que nos interesa.
En la región suenan trompetas de guerra por los coqueteos de Page mirando de reojo a Ciudadanos, algo que no parece gustar a PODEMOS mientras las espadas de campaña están en todo lo alto. En la Diputación, la encarnizada andanada desde la bancada de Tizón y Ramos de contra el líder de Ciudadanos ha enquistado cualquier posibilidad de acuerdo futuro, al menos a corto plazo, y en la Ciudad de la Cerámica, el primer edil parece tener suficiente con ‘salir en todas las fotos’ y ‘decir que sí a todo’ para que no le muevan de la presidencia del Ayuntamiento. Una casa consistorial, por cierto, que se encuentra más revuelta que nunca porque los servicios no parecen atravesar su mejor momento de operatividad y las cuentas empiezan a no salir.
Tanto es así, que la punta de lanza de Ramos –la portavoz María Rodríguez– salta cual resorte de colchón viejo a la mínima de cambio y suelta por su boca lo primero que se la ocurre sin reparar en la comprobación de sus aseveraciones. Poco serio.
Esto de no atar las cosas y ‘colegiar’ los problemas trae sus consecuencias y los dolores de cabeza, me temo, pueden ser migrañas crónicas con la perspectiva que nos ofrece este equipo de gobierno. Si no, aguanten unas tres semanas y tendrán noticias frescas. ¡Espero que... me dé tiempo!