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'La violencia de género es un problema de Estado'
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"La violencia de género es un problema de Estado"

miércoles 16 de diciembre de 2015, 11:51h

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El Instituto de la Mujer ha iniciado una campaña, de la mano de la Federación Regional de Hostelería y Turismo, a través de la cual lanzarán dos millones de mensajes directos -desde 270 negocios hosteleros de Castilla-La Mancha, para la erradicación de la violencia de género.

¿En qué consiste la campaña 'Tu implicación es imprescindible, no es papel mojado'?

El Gobierno de Castilla-La Mancha, a través del Instituto de la Mujer, está desarrollando esta campaña, que permitirá lanzar dos millones de mensajes en contra de la violencia machista a través de los establecimientos hosteleros adheridos a la campaña y en unas fechas, la de las fiestas navideñas, en la que suelen repuntar los casos de violencia de género.
El Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha ha formalizado un protocolo de actuación con la Federación Regional de Hostelería y Turismo para promover de forma conjunta acciones encaminadas a la concienciación sobre la violencia de género, que incluyen el desarrollo de esta campaña.
En concreto, desde el 9 de diciembre se están distribuyendo dos millones de servilletas entre los establecimientos adheridos a la campaña. Dichas servilletas se convertirán en dos millones de impactos con un mensaje directo que hace una llamada a la sociedad contra la violencia de género.



Ha hablado de dos millones de impactos en 270 negocios hosteleros de toda la región, ¿cuál es el perfil de esos mensajes?

'Tu implicación es imprescindible, no es papel mojado. No a la Violencia de Género'. Este es el mensaje que se distribuye a través de dos millones de servilletas en Castilla-La Mancha con la intención de llegar al mayor número de personas posible y con ello contribuir a concienciar de que el trabajo por la erradicación de la violencia de género concierne a toda la sociedad y que todos los esfuerzos, por pequeños que parezcan, son importantes.

¿El que estas palabras se hayan distribuido en servilletas en lugares muy concurridos en Navidad tiene que ver con la necesidad de acercarse al ciudadano de a pie, dando una alternativa al mensaje protocolario o institucional?

Con esta campaña pretendemos colarnos en los espacios habituales para las relaciones sociales en unos días de mayor vulnerabilidad para las víctimas de la violencia de género. Así convergen dos situaciones, por un lado la necesidad de incrementar la sensibilización en contra del maltrato hacia las mujeres, y por otro, la posibilidad de canalizar estos mensajes de una manera duradera, directa e informal en lugares concurridos, especialmente de gente joven.

¿Por qué piensan las personas expertas que los casos de violencia machista aumentan en periodos vacacionales, como el que está por llegar ahora en Navidad?

Existen diversos estudios, como el llevado a cabo por Miguel Lorente, que muestran que durante los periodos de vacaciones se produce una tendencia al aumento de las situaciones de vulnerabilidad frente a la violencia machista. Las investigaciones concluyen que el cambio de rutinas es un factor determinante, pues altera las estrategias de control del maltratador y se dispara su agresividad.

El problema es que esta lacra se detecta cada vez más preocupantemente en edades más jóvenes y adolescentes, ¿cómo puede interpretarse esto?

En efecto, en diversas ocasiones hemos manifestado nuestra preocupación por la incidencia de distintas formas de violencia hacia las mujeres entre las personas más jóvenes, resaltando los nuevos contextos desde los que se puede ejercer dicha violencia, como son las redes sociales, la cual puede llegar a ser tan devastadora como la que se ejerce en el mundo físico. Se observa una tolerancia sorprendente por parte de los y las adolescentes hacia la violencia machista: chicas que no son capaces de detectar los primeras señales de violencia de género –especialmente la violencia de control- y chicos que adoptan comportamientos muy machistas, muy patriarcales, que pensábamos que estaban superados. 


Cada año se repiten objetivos como remover conciencias o cooperar en la erradicación del machismo, pero ¿lo está asimilando y llevando a la práctica así la sociedad?

Es muy importante remarcar que las políticas de igualdad son la base para poder combatir la violencia machista. El machismo está instaurado en nuestra sociedad de manera estructural, así que solo construyendo una sociedad más igualitaria podremos disolver los efectos nocivos y letales del patriarcado.
La utilización de la palabra patriarcado (en el sentido de estructura social machista) está poco generalizada porque, desgraciadamente, todavía vivimos en una sociedad que se resiste afrontar decididamente todas las manifestaciones e implicaciones de la desigualdad. Síntomas de ello es la tergiversación que algunas personas hacen del propio término los intentos de desprestigiar a los feminismos.
En nuestra sociedad definirse como machista ha empezado a estar mal visto, por lo que los mecanismos del patriarcado se han vuelto más sutiles y se esconden bajo nuevas justificaciones (aunque en el fondo son siempre las mismas), lo que denominamos neomachismo o posmachismo. El primer mecanismo que utiliza el neomachismo es el de negación u ocultación de la realidad, el mecanismo del silencio, de la invisibilidad, de no llamar a las cosas por su nombre, “lo que no se nombra no existe”. Por ejemplo, en los últimos días alguna fuerza política ha puesto en cuestión la propia existencia de la violencia de género o violencia machista, tratando de que se diluya entre otras formas de violencia con un origen diferente y por tanto, con otras formas de abordarla también distinta. Otro debate en esta misma línea es el de la legalización de la prostitución, ocultando que tras una supuesta mejora de las condiciones de trabajo de las mujeres prostituidas, que en realidad solo beneficia a los varones consumidores de prostitución, se encuentra la forma de esclavitud más antigua del mundo.
Por todo ello es fundamental redoblar esfuerzos en el trabajo de concienciación y sensibilización, fomentando el empoderamiento de las mujeres y potenciando la motivación para construir nuevas referencias de masculinidad, pues una sociedad que reconoce plenamente los derechos de las mujeres es una sociedad de la que se benefician los dos sexos.

También se habla desde la administración y los órganos oficiales de pedir colaboración a los posibles testigos de malos tratos o agresión, pero ¿qué mensaje directo tienen que tener claro?

La erradicación de la violencia de género y la desigualdad es una responsabilidad de toda la sociedad. Las administraciones públicas tenemos el deber de legislar e implementar políticas dirigidas a resolver este problema público. A nadie se le ocurriría pensar en mantenerse en silencio cuando ha sido testigo de una agresión terrorista o pensase que en el piso vecino se está confabulando un atentado, sin embargo en el caso de la violencia contra las mujeres esto a veces no ocurre. La violencia de género es un problema de Estado, es terrorismo machista y aquellos argumentos que tratan de relegarlo a un problema doméstico o del ámbito privado están contribuyendo a perpetuar esta situación.

Este año son cerca de 50 víctimas mortales, ¿podemos decir que este mal ha sido diagnosticado en su totalidad para ser tratado?

Nuestra civilización hunde sus cimientos en el sistema patriarcal mediante un conjunto de funciones, normas, valores y principios que mantienen una división sexual del trabajo mediante la cual el varón ocupaba un lugar de dimensión pública y sustento de la familia, y a la mujer se le relegaba a un papel secundario y subordinado, vinculado exclusivamente a la reproducción y a los cuidados, que siendo esenciales para la pervivencia de la especie humana, aun no cuentan con el reconocimiento social que merecen.
La atribución de estos roles sexistas todavía pervive. Es cierto que un gran número de mujeres ha ocupado espacios de la esfera productiva, pero ni las condiciones de trabajo es igual para mujeres y hombres (precariedad, brecha salarial, etc.), ni las mujeres participan en igualdad total en los procesos de toma de decisiones. Además, la falta de auténtica corresponsabilidad de los varones en la esfera privada y doméstica ha tenido como consecuencia la sobrecarga de trabajo dentro y fuera del hogar para muchas mujeres. De todas estas desigualdades, la violencia machista es la más dramática y criminal.
De manera resumida este es el diagnóstico principal. El elemento que sustenta las desigualdades de género que dan lugar entre otras cosas a la violencia sobre las mujeres, es el machismo como actitud y el patriarcado como sistema. Debemos saber que los conflictos sociales no se resuelven sino desde su propia raíz, no se pueden confundir los efectos con la causa, y si esto sucede solo actuaremos paliativamente pero no avanzaremos.

Rompiendo falsos mitos, tenemos que recordar que la violencia machista es algo más que una agresión física, ya que hay casos donde no hay ningún tipo de evidencia.

La violencia machista son todas aquellas conductas que se ejercen sobre la mujer para someterla. Tal y como explicábamos en el vídeo que presentamos el día internacional contra la Violencia de Género, la violencia machista tiene muchas caras, va desde las formas más sutiles hasta la agresión física y asesinato.
Las formas más sutiles en ocasiones son normalizadas, los denominados micromachismos, es decir, asumir, por poner un ejemplo, que las tareas del hogar y los cuidados son responsabilidad de la mujer y volcar la totalidad o la mayor parte de este trabajo en ella. Por otro lado el control de las redes sociales, teléfono móvil, amistades, forma de vestir, son algunas de las caras con las que aparece la violencia de género.
Otras formas de violencia machista son la trata de seres humanos con fines de explotación sexual, los matrimonios forzados o la mutilación genital femenina.

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