A cuenta de la milonga del Nodo Logístico, el alcalde ha tomado un ritmo frenético en busca de un gran pacto por Talavera. Y para ello se ha reunido con las fuerzas políticas y sociales de Talavera.
No seré yo quien critique esta actuación, por muy tarde que se dé y por mucho tufo a electoralismo barato que tenga.
Hace años que somos muchos los que estamos reivindicando, casi implorando, un pacto entre todos los sectores, sociales, económicos, políticos y ciudadanos de Talavera para crear un impulso vital que nos saque del terrible cenagal en el que estamos.
Sin embargo, creo que las cosas no se están haciendo bien del todo: por un lado no hay ninguna hoja de ruta, ninguna planificación de los pasos a dar, con objetivos y calendario. Más bien todo parece improvisado, a salto de mata y de cara a la galería, cosa en la que nuestro alcalde es un auténtico maestro.
No sabemos si después de las reuniones individuales, habrá una reunión colectiva, (con foto, claro está). No sabemos si los puntos del “decálogo” de Ramos, irán acompañados de algún estudio más, que andamos faltos, o de algo parecido a una memoria, aunque solo sea para saber cómo se quieren conseguir los objetivos. Comprenderán nuestros dirigentes que, después de años y años escuchando las mismas milongas, ya no mostremos demasiado entusiasmo ante la enésima propuesta de las mismas cosas.
Supongo que los pergeñadores de este plan Marshall para Talavera, estarán trabajando en el diseño de un documento ambicioso y global, que sea viable a corto y medio plazo, con objetivos definidos, con memoria económica de lo que puede costar y aportar; sustentado en estudios concienzudos y profesionales; con el compromiso de administraciones, empresas y sociedad civil para su ejecución y todo cuanto distingue a un proyecto serio de una patraña con ritmo de milonga.
Si nos fijamos en lo que pasó en el último pleno del ayuntamiento, en el que se pusieron sobre la mesa temas de trascendencia y que se votaron en orden a los intereses particulares de cada partido, entenderán que no me crea para nada esta nueva pose del alcalde, ni el decálogo, ni ninguna de las zarandajas que ahora nos muestran.
Se sigue actuando mal. Seguimos exigiendo a los demás que actúen de “deus ex machina” y nos salven del desastre con su varita mágica; seguimos echando balones fuera; seguimos sin afrontar de forma seria los problemas ni las soluciones; seguimos haciendo política de patio de colegio y de escaparate.
Y lo peor de todo: No solo nuestros dirigentes locales, de cualquier ámbito, no están a la altura de los enormes retos que nos plantea el presente y el futuro, sino que además van a seguir utilizando la terrible crisis de la ciudad como arma arrojadiza, máquina propagandística y excusa para todo, en vez de ponerse a trabajar en serio.
Y por añadidura, la oposición, a ritmo y por tiempos, le está haciendo el trabajo al Sr. Ramos, avalando su ineptitud y su inoperancia con poses de compromiso y responsabilidad… ¡cretinos!