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Gracias Papa, Gracias Mama

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Padres y madres, marcamos a nuestros hijos/as para siempre

miércoles 18 de noviembre de 2015, 22:19h

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Algunos en la vida nos podemos sentir privilegiados de cómo nos ha ido en la misma, o de cómo ha sido nuestro éxito, en mi caso tengo claro que nunca hubiera conseguido nada en ella, si las dos personas más influyentes en la misma, no me hubieran ayudado a pensar, no me hubieran ayuda a crecer, y no hubieran sido capaces de confiar en mí.

Además tengo la suerte, de tener este espacio que ahora lees, para poder agradecer su dedicación, su sacrificio y su “sentido común”, (aunque ya hubo un sacerdote que me dijo que este es el menos común, de todos los sentidos), y como llegaron a inculcarnos, inculcarme, la grandeza del bien y el mal, de lo bueno y de lo malo, y de cómo ha de ser un padre y una madre, en su sentir volcado hacia la familia.

Como padres y madres, somos la referencia más cercana y directa a nuestros pequeños, somos sus superhéroes, y para ellos, siempre seremos la referencia a imitar, a comparar, y a agradar. Y a veces, en la educación olvidamos eso, y nos aferramos a que sean felices consiguiendo cosas, ganando cosas, compitiendo, etc., pero con el paso de los años, nuestros hijos/as, miraran atrás, y verán su niñez y juventud, con la inteligencia y sabiduría de un adulto, y en ese instante, no verá los logros, y si las alegrías o decepciones que, nosotros les dimos, o quizás no supimos valorar.

A los 30 empiezas a valorar que te has convertido en tu padre o tu madre, que utilizas su frases, que utilizas sus formas de educar, de premiar, de regalar, o de castigar y sancionar. Y eso responde a una sola cuestión, que no piensas que no hicieron mal contigo, aunque crees que con tu hijo/a no funcionará. Y empezamos a pedir consejos, de aquellos que cuando éramos pequeños no nos gustaban tanto.

En nuestro afán de superar nuestros límites, y más en el gabinete y trabajando con padres y madres, buscamos referencias de otros, para poder desarrollar lo que vemos en los otros, tanto padres y madres, como hijos/as, pero no caemos en que todos somos diferentes, e irrepetibles. Y en este caso, me gusta observar las palabras siempre sabias de mis padres, y como ellos en estos momentos hubieran actuado, y al igual que una compañera, nos conmovió con lo que su madre le dijo, recuerdo las frases de los míos, e intento aplicarlas, así como en mi produjeron un cambio, y una seguridad para afrontar cualquier situación.

Con esto, vengo a poner en valor, que algún día seremos juzgados por nuestros hijos/as como buenos padres o madres, y en ese momento, ellos valoraran los esfuerzos realizados por nosotros, para poder decir si se siente orgullosos de sus padres/madres, o en su caso decepcionados.

Para conseguir esto solo hace falta cuatro ingredientes, que todos tenemos. Primero tiempo, nada de comprar, sino dar, tiempo que debemos sacar para jugar con ellos, acompañarles a sus momentos, hablar con ellos, implicarles en nuestras “cosas”, dejarles que nos estropeen algo, pensando que lo arreglan, que se involucren en nuestro trabajo, que se sienten orgullosos de la labor de su padre/madre. Segundo, cariño, que se presupone que lo tenemos, pero debemos demostrárselo, en sus caídas, en sus miedos, en sus ilusiones, en sus pequeñas cosas, darles la importancia que ellos les dan, hacerles sentirse afortunados. Tras aceptación, nuestro hijo/a es el producto de su aprendizaje, de sus estímulos, de su desarrollo y algo de su genética, y si no aprendemos a valorar que es único, el mismo nunca lo hará. No comparar, y si exigir, no ponerle objetivos, sino caminos para conseguirlos. Y cuarto, y no por ello más importante, estimular, ayudarle a que aprenda a base de ensayo error, aprender que se equivocará mucho, pero que le apoyaremos en todo, dejarle que experimente con la frustración, para que se haga fuerte, para cuando no estemos. Y quizás un quinto “dejarle crecer”.

Para terminar, me gustaría escoger varias frases de mis padres, difícil de elegir, pero que siempre hacen sentir orgulloso de cómo ellos nos educaron. Una de mi madre que me hizo mucho de pensar, donde estando en la tienda de compras, todas las madres se sentían orgullosas de las carreras que dieron a sus hijos/as, y dijo “que sería una mala madre, pues ella no dio carreras a sus hijos, ya que estos trabajaron para pagárselas”. (No sabes cuando sabiduría hay que tener para hacer hijos/as responsables de trabajar y estudiar carreras universitarias, no se paga con dinero), (existen más, y algunas vienen de mi abuela). De mi padre, hay una que ha marcado mi pensar y sentir político. “Lo que hay en esta casa es de todos los que viven en ella, cada uno aporta lo que puede, o a caso te digo yo que no comas los yogures que compro yo, lo que sea tuyo, te lo llevas a tu casa”.

Padres y madres, marcamos a nuestros hijos/as para siempre.

Gabriel Ángel Cano

Trabajador Social y más.

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