Harto de consignas

Pero Talavera es nuestra casa, es donde hemos nacido y vivido muchas personas que asistimos con desasosiego a su empobrecimiento más absoluto, sin vislumbrar una salida ni a corto ni a largo plazo.
Resulta insultante y bochornoso escuchar a los políticos clamar al cielo y decir solemnes tonterías patrioteras como lo que recientemente escribía el alcalde en su facebook diciendo que, con firmeza y unidad, iba a luchar por el escudo de todos los talaveranos. Hay elecciones a la vista y parece que cualquier cosa sirve para arrancar votos y atacar al contrario. Pero hace ya mucho que en Talavera somos multitud los que estamos muy hartos.
Hartos de ver como constantemente nos venden el maná que nunca llega ni llegará de cielo alguno. El maná del AVE, el de Senoble, el del nodo logístico y cualquiera otra ocurrencia que les pase por la cabeza a esta panda de ineptos que solo saben lanzar consignas y hacerse fotos.
Los partidos políticos, todos sin excepción, ponen sus objetivos en ganar elecciones y colocar a sus cuadros en puestos de postín para cobrar y lucir palmito. Y, mientras, miles de talaveranos nos vemos enfangados en una ciudad que se revuelca en la miseria sin solución a la vista.
Nos roban el agua y solo se nos ocurre hacer una manifestación en la puerta de casa; nos dan el bofetón de que nos olvidemos del nodo logístico y sacamos el pendón municipal para enaltecer el pecho de los estúpidos. Pero de trabajar en serio por buscar soluciones y aplicarlas, de eso no sabemos nada, de eso nadie se ocupa.
Nuestro futuro no está en grandes proyectos ni ensoñaciones sin posibilidad. El futuro pasa por cosas más sencillas, más viables, más cercanas. Pasa por reestructurar nuestra agricultura e instar a los grandes y pequeños propietarios a que conviertan sus campos de subvenciones en campos de producción de nuevos cultivos que ofrezcan trabajo y fomenten la industria alimenticia.
Pasa por analizar en conciencia cuáles son nuestras posibilidades y poner en marcha un programa ambicioso de fomento de nuevas industrias, de nuevos focos de creación de riqueza y de trabajo.
El futuro no está ni en Toledo ni en Madrid ni en Bruselas, está aquí, en nuestra tierra, en el mayor capital que tenemos que es nuestra gente. Pero hacen falta herramientas, ideas, voluntad y coraje. Justo todo lo que nos niega la estulticia de nuestros dirigentes políticos y sociales.
Hay que salir a la calle, pero no para protestar al viento que todo se lo lleva; hay que salir para cambiarlo todo, para remover conciencias y poltronas; para ponernos a la faena ardua pero imprescindible de arrancar el futuro de las piedras si fuera necesario.