Talavera Revienta

No acostumbro a escribir artículos y mucho menos hacerlos públicos, pero llevo tiempo queriendo pensar en voz alta. Aprovecho la ocasión, ahora que estoy en la universidad, para ofrecer mi perspectiva de cómo se ve la vida desde allí, de cómo se ve Talavera desde fuera.

Reza el dicho que se ven más cómodamente los toros desde la barrera, y puede ser. Sin embargo, eso no se cumple cuando tu familia está en la arena, bregando, cuando sientes cómo ellos se dejan la piel para que tú puedas seguir ahí, en la grada. Cada día que pasa me siento más crispado por todas la noticias que llegan a mis manos, cada semana, sobre mi querida Talavera. ¿Qué está pasando? ¿A dónde se quiere llegar? O, mejor dicho, ¿quieren ustedes llegar a algo? Si se creen nuestros políticos tan listos, que sigan utilizando promesas y mentiras para conseguir aquello que tanto desean, el poder. Parece que es lo único que les importa. Pero llegará el día en el que todas sus artimañas no sirvan de nada y buscarán, como locos, a alguien que les saque las castañas del fuego. Lo hacen cada cuatro años. Ya me daría vergüenza a mí hacer lo que están haciendo ustedes con la gran ciudad de la cerámica.

Con esto no quiero que nadie se piense que voy a ser un mero títere que reproduzca todo aquello que me digan. Diré, libremente, todo aquello que crea conveniente pero siempre desde el respeto, la cortesía y la consideración hacia los demás.

Pero vuelvo al tema. Talavera reventó hace tiempo. No se han aprovechado todos los momentos que se han tenido para reivindicar lo que es nuestro. Nos hemos quedado observando lo que ocurría a nuestro alrededor sin hacer nada. No hemos luchado por lo que nos pertenece, ¡Nos lo ha ido quitando! Y cada vez más. Son escalofriantes las cifras de jóvenes que emigramos para forjarnos el futuro que siempre habíamos soñado. ¿Y por qué no podemos realizar aquello que siempre hemos querido en nuestra localidad natal? Porque no hay oportunidades a no ser que quieras “trabajar” de enchufado.

John Lennon dijo que vivir es fácil con los ojos cerrados. Y tiene razón, pero no estamos aquí para escoger el camino fácil. Yo prefiero abrir los ojos y que los acuerdos entre las administraciones responsables de mi futuro me ofrezcan un porvenir atractivo. Estoy harto de que la sociedad sea cada vez más y más conformista. Basta ya de cuentos porque, como dice el refrán “más vale un mal acuerdo que un buen pleito”. Entiéndanse y dejen de armar ruido. De eso no se come.