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La Guardia Civil ha detenido a 21 personas e imputado a otras 8 como autoras, entre otros, de 33 delitos de robos o hurtos de joyas, de los cuales 14 fueron cometidos con violencia o intimidación. Con estas detenciones la Guardia Civil ha desarticulado una organización criminal especializada en el robo o hurto de joyas a ancianos utilizando el método conocido como “el abrazo” o “del agradecimiento”. Habían sustraído joyas con un valor aproximado a los 40.200 €. Los implicados en esta trama son 16 mujeres y 13 hombres, de nacionalidad rumana, con edades comprendidas entre los 19 y los 41 años. A finales del año 2.014, la Guardia Civil de Toledo detectó un incremento de los delitos de robos con violencia e intimidación y hurtos, comedidos contra ancianos que vivían en poblaciones rurales, con edades comprendidas entre los 60 y los 90 años, a los que los delincuentes sustraían las joyas en la vía pública utilizando técnicas de distracción para ganar su confianza, llegando a usar la violencia contra ellos para lograr su objetivo. Como consecuencia de estos hechos, el Grupo de Delitos contra el Patrimonio de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Toledo abrió una investigación global que canalizó todos los delitos de características similares que se cometían en esta provincia, dando origen a la Operación SARUT.
Un grupo de 16 mujeres y 13 hombres perfectamente organizado
Los agentes iniciaron su investigación realizando un seguimiento individual de cada caso, coordinándose con los distintos Puestos de la Guardia Civil, al ser éstos los primeros en recoger las denuncias de los ciudadanos. El estudio de los delitos cometidos, así como las labores de investigación de los agentes, determinó que eran cometidos por un grupo de personas de nacionalidad rumana perfectamente organizado, compuesto por hombres y mujeres, cada uno con los roles bien definidos, llegando a indagar sobre 80 identidades distintas sospechosas.
Los investigadores comprobaron que los ahora detenidos residían en varias viviendas ubicadas en el municipio toledano de Chozas de Canales y en Getafe (Madrid). Que a primera hora de cada mañana hacían una ruta. Se distribuían en grupos mixtos de unas tres personas y emprendían viaje en alguno de los 14 vehículos que componían su variada flota, los cuales utilizaban indistintamente unos y otros, realizando cientos de kilómetros al día y recorriendo multitud de localidades de las provincias de Toledo y Madrid a la búsqueda de víctimas potenciales. Durante la investigación se pudo constatar cómo el grupo establecido en Getafe utilizaba el vehículo propiedad de uno de los miembros para realizar reconocimientos previos en las zonas o localidades donde tenían pensado delinquir, de manera que los posibles testigos no pudieran relacionar ambos vehículos. La Guardia Civil comprobó que tanto los residentes en Chozas de Canales como los de Getafe, cuando habían conseguido algún objetivo, se dirigían a un domicilio de esta última población. Del vehículo se bajaba una de las mujeres y permanecía escasos minutos en el interior de la casa, lo que hizo sospechar a los agentes que en su interior pudiera encontrarse el receptador de las joyas sustraídas. Los agentes descubrieron que en esta propiedad se encargaban de comprar y fundir el oro robado a los ancianos.
Abrazaban a las víctimas para distraerlas mientras les robaban
En la totalidad de los robos actuaban una o dos mujeres, que serían las autoras materiales apoyadas por uno o dos hombres que cooperaban en el desplazamiento y protección. Generalmente una de las mujeres que viajaban en el coche se acercaba con cualquier pretexto a algún anciano que se encontrara solo en la calle y le hacía una pregunta banal que no levantaba ningún tipo de suspicacia. Ocasionalmente se acercaban a los hombres para ofrecer algún tipo de acto sexual como excusa de acercamiento. Como agradecimiento a su amable respuesta, la delincuente se abalanzaba sobre la víctima para abrazarla o besarla, momento en el que aprovechaba para robarle los objetos de valor que llevara: pendientes, anillos, pulseras, relojes o cadenas de oro. En ocasiones ofrecían una pieza dorada como agradecimiento a su amabilidad o llegaban a sustituir la pieza sustraída por otra sin que su víctima se percatara de ello. Si por cualquier motivo las víctimas se percataban del engaño, los delincuentes no dudaban en utilizar la fuerza física contra ellas.
Explotación de la Operación SARUT
Como resultado de la investigación, la Guardia Civil ha explotado la Operación SARUT en distintas fases, en las que se han realizado tres registros domiciliarios, dos en Getafe y uno en Chozas de Canales, encontrando el taller donde se recepcionaban y fundían las joyas robadas. En estos registros se ha intervenido todas las herramientas necesarias para la fundición del oro, herramientas para el peritaje de oro, 2 vehículos directamente implicados en la comisión de los delitos, numerosas piezas de oro, piezas de bisutería que servían para engañar a las posibles víctimas, relojes de primeras marcas, terminales de telefonía móvil y 1000 euros. A los implicados se les imputan 14 delitos de robo con violencia e intimidación, 12 delitos de hurto, 7 faltas de hurto, 2 delitos contra la seguridad vial, 1 delito de receptación, 1 delito de quebrantamiento de condena y 1 delito de pertenencia a organización criminal.