Somos las circunstancias, no lo que queremos.
"nos dejamos arrastrar por el río de la historia, pero que algunos remontar el rio y hacen historia"
sábado 04 de abril de 2015, 09:34h
Todavía me acuerdo aquel día que discutiendo con un compañero ahora, aquel día profesor, sobre la capacidad del ser humano para elegir. Que en su momento fue una pequeña discusión sobre elegir y no elegir, así como de tener o no tener instinto, y al final llegue a la conclusión de que somos más nuestras circunstancias, que lo que nosotros realmente quisiéramos ser.
Para empezar este articulo algo controvertido decir que los humanos carecemos de instintos una vez que nos hemos culturizado, una vez que aprendemos las conductas típicas de cada cultura, y dejamos de responder con nuestro cogido genético y empezamos a hacerlo con nuestro aprendizaje cultural. Así como carecemos de cosas como vocación, evocando al código genético ese mencionado, donde viene que queremos ser de mayor o a que dedicarnos. Y desmitificando estas dos “opciones” no existente entre los humanos, vemos como al final, nosotros somos aquellos que las circunstancias nos haces ser, y de esas opciones elegimos.
Estamos supeditados desde que nacemos a millones de circunstancias, y durante nuestro proceso de “educación” o asimilación de la cultura (idioma, costumbres, fiestas, relaciones de poder, etc.), van moldeando esas circunstancias para poder dar el resultado que al final se produce, y que en muchos casos no somos conscientes, y que da lugar a nuestro ser, nuestra personalidad, nuestros gustos, nuestras inquietudes, etc., y pensamos que viene un código genético que a nosotros nos haces ser o parecer de una forma u otra.
Para ello cojo el ejemplo más emblemático, sobre estudios, que tenemos en nuestra actual sociedad, donde ser médico, generalmente se dice que es vocacional, y que cuando una persona estudia medicina es porque siente algo especial dentro, que hace que ayude o cure a los demás, y haciendo esto generalizado para todos viene a decir que un barrendero (sin tener ningún perjuicio hacia ellos), desde pequeño ya estaba barriendo su calle.
Y para apoyarme en este ejemplo, recuerdo como Ernesto Guevara, médico de profesión, y con una situación acomodada, decide en su inquietud viajar por Latinoamérica, llegando a conocer a Fidel Castro, y dejar su vocación para convertirse en uno de los guerrilleros, y uno de los símbolos de la lucha contra la opresión, símbolo de la revolución cubana y otras revoluciones, y un icono de la izquierda más radical y más igualitaria.
Entrando en este tipo de argumentos y de comparaciones, me acuerdo en 2004 cuando conocí en un curso de formación para voluntarios a un hombre de granada, que tenía una posición económica bien holgada, y dejo todo, para fundar una asociación o entidad, en un pueblo abandonado para ayudar a los jóvenes con problemas judiciales, y partiendo de cero. Creo recordar que trabajaba en un banco, y dejo todo, por ayudar, a sus más de 50 años.
Nosotros claro que podemos cambiar, y podemos movernos, y además podemos decidir, pero debemos ser conscientes que nacemos en una sociedad concreta, y que nos educan de una forma concreta, y que generalmente, moriremos en esa sociedad con esos valores y costumbres establecidos, sin llegar nosotros a cambiar nada de nada, simplemente viviéremos, o intentaremos sobrevivir en ella.
Hay un dicho que dice “que nos dejamos arrastrar por el río de la historia, pero que algunos remontar el rio y hacen historia”, y vengo a recalcar la capacidad que el ser humano tiene para poder cambiar su educación y su cultura, para el bien o para el mal, pero que en un momento determinado puede hacerlo, pero que para ello, también tienen que darse esas circunstancias, acordes para poder hacerlo, y lo vivimos diariamente, sobre los personajes que tenemos en nuestra sociedad.
Y para concluir, y ver el porqué de este articulo hoy, viene a explicar que cuando una persona nace en un extracto de la sociedad “X”, no es su responsabilidad, y que no podemos decidir donde nacemos, donde nos educamos, y que esa diferencia marca el resto de las vidas de las personas, nazcan donde nazcan, muchos de ellos con inteligencia muy superiores, pero que sus circunstancias de la vida, les ha hecho ser muy diferente.
Y nosotros, desde nuestra cuna de algodón, queremos juzgar a todos y todas las que han tenido unas circunstancias totalmente diferentes, como iguales, y queremos explicar que lo nuestro era una vocación, como si un inmigrante que fallece cruzando el estrecho, tuviera esa vocación, o quizás vemos como un español emigra y le echamos la culpa al gobierno, y lo vemos como algo traumático para el país, y en cambio vemos que cualquier inmigrante viene a quitarnos el trabajo, y lo hace por placer.
Detrás de cada persona hay una vida llena de circunstancias, y nosotros, antes de poder valorar, debiéramos de conocer, a ese joven con 16 años que roba o es violento, o quizás la mujer que se prostituye, o el inmigrante que escapa a las guerras producidas por occidente en su país, o quizás los miles y miles de personas que nos cruzamos y juzgamos, con nuestros valores.
Para comprender a una persona, debemos haber calzado sus zapatos, y aprender a vivir lo que ella vivió. Antes de juzgar, aprende a escuchar.
No somos lo que queremos, somos nuestras circunstancias.
Gabriel Ángel Cano
Trabajador social
Licenciado en Antropología Social y Cultural.