Muchas veces estamos inmersos en una relación en la cual no somos felices, no podemos desarrollarnos como personas, nos pasamos todo el día con desencuentros verbales o no verbales, porque reconozcamos que ese lenguaje que no suena en nuestros oídos hace más daño que el que se expresa.
Un día nos levantamos y nos preguntamos ¿Merece la pena seguir siendo infeliz? Y nos decimos “Mira chica/o, échale narices a la vida y pon fin ¿A qué estas esperando? Ya está bien de mentirte a ti misma/o somos desconocidos desencontrados, un día nos amamos pero en realidad no era real ese supuesto amor, pues no éramos tú, yo y nosotros, sino tan solo nosotros”. Luego, esa vocecita interna a la cual yo he llamado CAIN, nos habla con su lenguaje interno profundizando en nuestro inconsciente y conciencia y nos hace sentir culpables, desechando la idea de la ruptura y nos dice “dónde vas” “vas a abandonar a tu familia” “qué van a decir tus amigos” “como vas a contar lo infeliz que eres”, y tus padres, qué van a pensar de ti. Yte repites frases de tu incapacidad para tomar la decisión para empezar un nuevo camino e inventas una justificación “me da miedo estar solo/a y si no soy capaz de seguir adelante.Mírate, no sabes hacer nada, etc. Trascurren los años refugiados en ese gran cobarde al cual llamamos miedo que nos impiden enfrentarnos a la realidad.
Quién no se ha preguntado: “¿si yo empezara de nuevo…Qué haría con mi vida?”
Haría deporte, iría a ver una película que me gusta, saldría a bailar, cambiaria mi profesión, haría cursos, viajaría, escribiría, no haría nada porque no me apetece, y punto.Me encantaría ser un padre/madre más responsable, comprometido. Viviría de otra forma, buscaría el sentido que para mí tiene la vida realmente.
¿Quién en su infelicidad no lo ha pensado?
El proceso divorcio nos ofrece la oportunidad de descubrir a la persona que realmente somos, ser conscientes y analizar nuestras fortalezas, descubriendo nuevas habilidades y talentos, nos ofrece ver el mundo en otro color. Nos da la oportunidad de estrechar lazos más estrechos con nuestros hijos, descubrir la amistad y también porque no decirlo enamorarnos con el corazón pero sin gafas.
Un proceso de cambio en el que todos ganan, donde los padres/madres aprenden a ser responsables en su rol de padres y felices como seres individuales.
El divorcio no rompe la familia sino una relación entre dos personas las cuales no caminaban al mismo son. Y ESA HUELLA UN DÍA SE BORRARÁ COMO SE BORRA EN LA ARENA.
MARIA DOLORES MANZANERA NICOLÁS
EMPEPS - Despacho de Trabajo Social
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