Marta es una niña de cinco años de edad que fue operada de amígdalas y vegetaciones en el Hospital Nuestra Señora del Prado el pasado 12 de agosto. Hoy puede contar que está viva, pero sus padres todavía se estremecen de pensar en lo que podría haber acabado de forma trágica. Tras ser intervenida y dada de alta, al día siguiente, la pequeña comenzó a experimentar dificultades respiratorias. Los sanitarios no se mostraron alertados por estos síntomas y lo achacaron a las consecuencias propias de la intervención quirúrgica.
Dos días después de que se sometiera a esta operación, la madre fue testigo de como su hija expulsó al toser una bola de gasa de varios centímetros de diámetro. Este material estaba alojado en el interior del aparato respiratorio después de que el equipo de cirujía se olvidara de retirarlo tras intervenirla, un descuido que pudo costarle la vida. Una vez expulsada la gasa la pequeña evidenció como los problemas respirarios desparecieron.
Sus padres, Julio Brasero y Lourdes de Castro, ambos de Talavera, denunciaron los hechos ante el SESCAM con el objetivo de que se depuren las responsabilidades correspondientes, así como alertar entre la población de posibles casos como éste. De la misma forma, este toque de atención también va dirigido a los profesionales médicos para que se cercioren de retirar todo el material utilizado en las intervenciones quirúrgicas para evitar que una operación que se concluye de forma exitosa derive en otras complicaciones o de forma trágica.