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Vivienda familiar del religioso en la localidad de La Iglesuela. (Foto: LVDT)
Vivienda familiar del religioso en la localidad de La Iglesuela. (Foto: LVDT)

La familia de Miguel Pajares: “Sabíamos que le podía tocar a él”

El sacerdote español infectado del ébola lleva cuarenta años ayudando a los más desfavorecidos

lunes 11 de agosto de 2014, 22:38h

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“Un hombre muy querido”. Así describen sus vecinos y familiares cercanos a Miguel Pajares, el sacerdote español infectado del virus del ébola. Tras años dedicados a las labores humanitarias, el religioso ha sufrido los efectos de una vida altruista dedicada al cuidado de los demás.

Su familia más cercana relató a La Voz del Tajo: “Es religioso desde los 12 años, lleva 40 realizando labores de misionero”. Miguel Pajares vivía por y para los demás. Destacado miembro de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, participó en misiones de ayuda humanitaria por todo el mundo.

Desde el conflicto de Irlanda del Norte hasta las costas occidentales de África. Llevaba siete años en este último destino, entre los países de Ghana y Liberia.

Su pueblo, La Iglesuela, donde creció y vivió, siempre intentó ayudar a uno de sus ciudadanos más altruista. Agustín Gómez, teniente de alcalde de la localidad, afirma que “desde el ayuntamiento se destinaba una parte del presupuesto para ayuda social a las labores que realizaban Miguel y Felisa, otra misionera que trabaja en Asia”. “Venía de vacaciones, a descansar, pero nunca olvidada a las personas de quienes cuidaba”, continúa el edil municipal.

“Venía dos veces al año, en invierno y en verano, y siempre intentaba recaudar fondos para sus causas. Traía artesanía de áfrica y montaba un mercadillo en las fiestas”, cuenta Víctor Elvira, alcalde de la localidad. Explica también que el padre Pajares era muy querido en el pueblo “sobre todo por la gente mayor”,  y que siempre intentaba oficiar una misa en la herreriana iglesia del municipio.

“Él siempre fue consciente del peligro que conllevaba la obra a la que se dedicaba”, afirman fuentes muy cercanas a su persona. “Estaba allí, como todas las personas de la ONGD Juan Ciudad (Organización No Gubernamental para el Desarrollo dependiente de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios), para frenar esta enfermedad, para evitar que hubiese todos los muertos que ha habido.” La Organización Juan de Dios pedía ayuda en su página web el 11 de julio para frenar el ébola en la región oeste del continente africano. La Orden ya no era capaz de controlar la enfermedad y el mundo no era consciente aún de lo que el virus podía hacer.

Tras meses intentando evitar  una epidemia fueran de control, las muertes comenzaron a sucederse a finales de julio. El Hermano Patrick Nshamdze, director del Hospital San José de Monrovia (Capital de Liberia) fallecía el pasado día 3 de agosto. Las alarmas saltaban para todo el personal del hospital, en el que Miguel trabajaba realizando labores sanitarias y sacerdotales.  El  brote más peligroso desde que se conoce el virus del ébola estaba fuera de control. Países como Liberia, Sierra Leona, Nigeria y  Guinea Conakry han padecido los devastadores efectos del virus debido a las insuficientes medidas sanitarias. Con las medidas de higiene necesarias, medicamentos paliativos y un control de enterramientos, la enfermedad habría sido un fenómeno puntual.

El día 5 de agosto, la ONGD Juan Ciudad confirmaba la triste noticia, Miguel Pajares estaba infectado del ébola, así como las hermanas misioneras de la Inmaculada Concepción, Chantal Pascaline Mutwamene y Paciencia Melgar -la primera ya fallecidas-.  El Gobierno español anunció el día  6 la repatriación de Miguel y de la hermana Juliana Bonoha, de nacionalidad española y que no presentaba síntomas de la enfermedad.

Tras la polémica surgida en torno a los costes de la repatriación, la ONGD Juan Ciudad declara que "para la Orden este no es el final de nuestras preocupaciones, ya que   continuamos trabajando para que los que se han quedado allí, en el Hospital San José de Monrovia, puedan contar con una ayuda y asistencia adecuada". La prioridad por parte de la ONGD ahora mismo es la de combatir al virus en el lugar de origen de la  epidemia y continuar con las labores humanitarias que  personas como Miguel llevan realizando  durante muchos años de forma altruista.

Desde la Iglesuela, sus familiares más cercanos afirman estar muy contentos con el regreso de Miguel, y con la posibilidad de que se cure. Víctor Elvira, alcalde, cuenta que la noticia ha saturado el pueblo. “Me han entrevistado más de 250 veces en estos tres días. Ha habido momentos en los que la entrada a la casa de Miguel estaba saturada”. Para el pueblo, el sacerdote es un héroe.

Miguel continúa estable dentro de la gravedad que conlleva el virus. La hermana Juliana no muestra ningún síntoma de la enfermedad pero se mantiene en observación a causa de una fiebre tifoidea. Desde el Ministerio de Sanidad se llama a la calma ciudadana, pues tomando las precauciones sanitarias necesarias, el riesgo de contagio del virus es mínimo y prácticamente nulo. El día 9 aterrizó el primer avión procedente de Nigeria en una zona aislada del aeropuerto Barajas-Adolfo Suárez  con unas grandes medidas de seguridad. A nivel internacional, se vigila a todos los viajeros que proceden del oeste de África.

Mientras tanto, el virus del ébola se ha declarado emergencia de salud  pública internacional por la OMS (Organización Mundial de la Salud) y continúa avanzando inexorablemente por los países de la costa occidental de África. Organizaciones como la ONGD Juan Ciudad (Que ha puesto en marcha un plan para recaudar fondos desde su página web) intentan, ahora con ayuda humanitaria internacional, detener a esta enfermedad que ya se ha cobrado  la vida de más de mil personas.

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