María Dolores de Cospedal, presidenta de Castilla-La Mancha, presentaba hace 15 días los datos de una encuesta asegurando un alto nivel de satisfacción de los castellano-manchegos con su Sanidad. Según este estudio demoscópico, la valoración de la competencia que dirige como consejero José Ignacio Echániz, sería de “notable alto”, en datos numéricos: de 8,7 sobre 10.
Estos datos no fueron bien recibidos por parte de los trabajadores del sector sanitario de la región, por los sindicatos, y por muchos de los usuarios. La veracidad de estos datos se ha visto empañada por el cierre de camas en muchos hospitales de Castillas-La Mancha, que en Talavera es del 50% apróximadamente, el escándalo de las citas en Ciudad Real, del que ya informó La Voz del Tajo, y el despido de personal interino.
En contraposición a los fastuosos datos que Cospedal anunciaba, el barómetro del Ministerio de Sanidad databa la satisfacción de la sanidad castellano-manchega en un 59,5% sobre cien. Ana Mato, ministra de Sanidad, desmentía los datos de la presidenta de la región dando al SESCAM (Servicio de Salud de Castilla-La Mancha) una nota dos puntos y medio menor de la que Cospedal hizo gala.
Según Fernando Mora, portavoz del PSOE en Castilla-La Mancha en materia de sanidad, los datos del Ministerio reflejan la realidad de un servicio que es el tercero peor valorado de España, por detrás de Canarias y Baleares. Mora afirma también que la sanidad es mucho peor desde que gobierna Cospedal, alegando la encuesta del ministerio refleja “el peor dato global desde que la región gestiona las competencias sanitarias, y de esto hace ya doce años”.