María Santísima de la Paz volvió a ocupar el protagonismo del Viernes de Dolores en los días previos al inicio de la Semana Santa talaverana. Un gran hervidero de fieles y devotos esperaron con ansiedad la salida de la Virgen de la Paz, cargada por los costaleros de la Cofradía de Regantes y que sacaron la imagen de rodillas del Convento de las Madres Bernardas, después de que el hermano mayor, Carlos Fernández, llamara a las puertas del templo eclesiástico para recibir al paso. Una vez la Virgen de la Paz salió del convento se dio un baño de multitudes al grito de: 'Viva la Virgen blanca', 'Viva la blanca paloma', 'Viva la madre de Dios' y 'Vivan los costaleros', ya que fueron estos últimos los que subieron a lo más alto a la María Santísima provocando la emoción y las lágrimas de cofrades, 'manolas' y gente del numeroso público. La salida de la virgen del templo también se simbolizó con la suelta de varias palomas blancas, que dieron inicio al recorrido de la procesión. Tres saetas se dedicaron a la Virgen de la Paz antes de llegar ante la imagen de la Corredera del Cristo, donde el momento álgido se vivió con la referencia se ésta, mientras que sus costaleros bailaban, para delite de los presentes, al ritmo que marcaba la Banda de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Otro momento especial se vivió antes de la salida de la Virgen de la Paz del Convento de las Bernardas, cuando la Cofradía del Santo Sepulcro antes de trasladar a la Virgen de la Soledad a los Jerónimos pasaron a saludar a los Regantes y su imagen e intercambiaron ramos de flores. En esta procesión también hubo representación de la Hermandad del Cirsto de la Cruz del Real de San Vicente. El resto del recorrido transcurrió por las calles Valencia y San Benito hasta la Plaza del Pan. Una vez allí, la Virgen fue trasladada al interior de la Colegial.
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