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Manuel del Rosal

Envidiosos, chivatos y caza de brujas

Envidiosos, chivatos y caza de brujas

miércoles 23 de abril de 2014, 10:51h

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Sinónimos de chivato: delator, acusica, soplón, acusón, confidente, oreja, canuto, chismoso, cotorra, cuentista, gaceta, lenguón.
De España siempre se ha dicho que es un país de envidiosos. A partir de ahora también de chivatos. Leire Pajin dice que se denuncie anónimamente a quien incumpla la ley antitabaco. Nuestro presidente encuentra lógico que se denuncie. Yo pregunto: ¿Se podrá denunciar de forma anónima a quienes nos han llevado a la situación en la que nos encontramos? Si se trata de denunciar los malos humos, creo que los primeros que deben ser denunciados son los políticos que con los humos de sus coches oficiales contaminan infinitamente más que los cigarrillos, coches que además son pagados con nuestros impuestos; al fin y al cabo el tabaco cada uno lo paga como puede de su bolsillo.

Entre los siglos XV y XVII la inquisición quemó a miles de brujas. El método era bien sencillo: La denuncia anónima. A la mujer acusada de brujería no le bastaba con confesar tras ser torturada. Una vez había confesado debía de acusar a quienes con ella habían participado del aquelarre. La pobre mujer con el cuerpo hecho una llaga denunciaba a cualquiera aún a sabiendas de que, ni ella era bruja, ni había participado en ningún aquelarre, ni, por supuesto, nadie de los acusados. Ciudades enteras vivían atemorizadas e indefensas ante la acusación anónima. Ahora los fumadores son las brujas a cazar por ésta nueva Inquisición de lo progresista. Mucho cuidado hemos de tener a la hora de encender un cigarrillo pues, un anónimo integrista y taliban de guardia 24 horas al día, 365 días al año puede cazarnos desde la oscuridad de su repugnante anonimato. Todo esto me hace recordar los comisarios de barrio de la Rusia Stalinista. Esos que tras la cobardía del anonimato denunciaban con o sin razón a quienes querían sin tener que demostrar nada. Lo cierto es que un tufo a dictadura empieza a envolver a esta España de nuestros pecados y ese tufo lo está esparciendo un partido socialista. Claro que el socialismo siempre está acompañado del totalitarismo y es enemigo acérrimo de las libertades individuales; nos quiere ver a todos uniformados y genuflexos ante las leyes que para “bien del pueblo” dictan estos gobernantes. Puestos a denunciar se deberían también denunciar a los que tomen grasas que engordan, beban alcohol que emborracha, coman alimentos manipulados de composición desconocida, ingieran productos que elevan el colesterol, beban colas adictivas, se pongan morados de dulces que eleva la glucosa etc.

Yo, particularmente quiero vivir y morir como me salga de los bemoles respetando a los demás y pidiendo que los demás me respeten a mí. Yo quiero ser libre, no quiero que un gobierno me dicte que es bueno o malo para mí, ya soy mayorcito para ser responsable de mi vida y de mi muerte.

Para finalizar, una advertencia. Cuidado con el clásico, sabroso y relajante cigarrillo tras el revolcón con la compañera o compañero –de todo hay– Te puede delatar ella misma (depende de cómo haya terminado el revolcón) y que el humo haga que se te atragante el polvo.
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