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Felipe Medina

Condena generalizada

Condena generalizada

miércoles 23 de abril de 2014, 10:51h

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Probablemente, no sea justo condenar en bloque a toda la clase política, creo que los hay y los ha habido con honradez y valía, pero el sistema no les ha permitido, ni les permite desarrollar sus posibilidades.
Quizá, haya que preguntarse, porque la gente noble no cabe dentro del sistema político actual. Da toda la sensación se trata de un círculo bien cerrado con un claro perfil que, nos recuerda a algo parecido a las mafias.

Siempre habrá políticos corruptos e ineptos en busca de poder y dinero fácil y a este respecto, pienso que es imprescindible se establezcan todas las bondades de la democracia que, permitan seleccionar a los mejores o a los menos malos, cosa que en España, como queda demostrado, no es ni mucho menos, el mecanismo que sitúa en el poder a los dirigentes públicos. En las empresas privadas, se hace un riguroso proceso de selección en el que solo pueden establecerse como dirigentes a los más válidos. Este es, el más fidedigno ejemplo de lo que debería desarrollar la clase política que nos desgobierna. Sin embargo, el blindaje político de quienes mandan, realiza una selección en líneas contrarias al proceso natural.

Hacen y consienten situaciones injustas e ilegales, pues para eso, fabrican ellos "sus" leyes Aunque siempre hay alguien –citaré al Sr. Anguita como valioso ejemplo- que nos da una lección de ética. El a diferencia del Sr. Aznar y del Sr. González renunció a su astronómica pensión pública. Por eso, la gente capacitada y honrada, no tiene sitio en la actual factoría de políticos ineptos y agriados.

Los señoritos de la casta se reúnen para proponer una rebaja en las pensiones a la vez que se blindan las suyas y se hacen sus planes privados, con dinero público. Es el claro ejemplo de las formas y maneras de una casta política, que nos lleva a la miseria. Y los políticos –como el caso del Vicepresidente Manuel Chaves- utilizan el dinero de todos, para favorecer particulares intereses en la empresa privada. Sin embargo, ante estas acciones, la fauna política es intocable judicialmente y se aplican sistemáticamente –todos en general- dos varas de medir a la hora de juzgar comportamientos turbios e indecentes de líderes políticos.

Buena prueba de lo que digo es que ningún miembro de la casta política se ha rebelado nunca en España contra sus líderes, denunciando abiertamente las privilegios injustos que disfrutan, ni el enorme caos democrático que padece el país, por culpa del abuso de poder, ni la corrupción, ni el amiguismo, el clientelismo, la arbitrariedad y el uso del dinero público para beneficio propio. Ningún español hemos leído jamás en un medio de comunicación las denuncias de un político arrepentido a su partido por los abusos de poder, financiación ilegal y comportamientos antidemocráticos y arbitrarios.

Muy pocas veces aplican con rigor las reglas de la democracia. Recuerden –por poner un ejemplo ilustrativo- cuando todos los políticos del PSOE perseguían con saña al presidente de Valencia por haber recibido tres trajes como regalo, mientras miraban hacia otra parte, sin investigar el enriquecimiento veloz e inexplicable de José Bono. Por tanto, sin ninguna duda, son cómplices de la podredumbre del Estado español, como también lo son los que desde la sumisión partidista han guardado silencio ante un infinito rosario de injusticias tan sangrantes como el despilfarro del dinero público o el cierre de numerosas empresas, hundidas por el descontrol de las administraciones públicas y un claro descontrol de la decencia.

Los controvertidos papeles de Wikileaks han demostrado, hasta más allá de toda duda, que nuestros políticos son inmorales y que dicen una cosa al pueblo mientras, por detrás, hacen –como mínimo- todo lo contrario. Wikileaks, que aporta documentos y datos ciertos, ha abierto en cierto modo, los ojos de los ciudadanos y una vez más, nos han hecho ver que estamos dirigidos y gobernados por castas indecentes, que, a juzgar por lo que hacen y dicen, no merecen la más mínima credibilidad ni respeto.

Es muy grave que no sean capaces de entender que su política prepara a marchas forzadas el advenimiento de algún tipo de fascismo. Si la creciente miseria y el justificado cabreo español ante los abusos de la casta política sigue creciendo al ritmo actual, en poco tiempo España estará preparada para aplaudir en masa al primer sargento del ejército que alce la voz afirmando que "se acabó la fiesta" y que España debe ser limpiada con contundencia y sin contemplaciones de mafiosos, delincuentes y politicastros.
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