De campaña

Acompañados de los miembros de sus respectivas candidaturas, todos se afanaban en pegar coloristas carteles electorales con sugerentes frases para el electorado junto a la pertinente foto del candidato, de punta en blanco, y luciendo sonrisa Profident. Ni cortos ni perezosos y cada uno a lo suyo, todos y cada uno de ellos entonaban cánticos a modo de enfervorecido hincha futbolístico mientras agitaban al apacible viento primaveral la banderita de su partido. Tanta gente, tanto colorido y tanto cántico en torno a la fuente de la Plaza de España le hacían a uno pensar que, en vez de asistir a un arranque de campaña electoral más, lo estaba haciendo a una celebración de la consecución de un título de cualquier equipo de fútbol. Todos los candidatos con su sonrisa, decía, pero bajo un semblante sereno y confiando se esconde la mueca nerviosa de aquel que sabe que se pueden cumplir sus presagios pero sin la certeza de tenerlas todas consigo.

Rivas, alcalde desde hace una docena de años, sabe que cuenta con la simpatía y el favor de la gente de la calle, la misma con la que se para hablar en cada farola de la ciudad. Pero, en el fondo, sabe que el desgaste del Gobierno central, también de color socialista, le puede pasar factura en unos comicios que se presentan más igualados que nunca.

Lago, por su parte, más crecido que nunca, muestra ante los micrófonos y los flashes una pose confiada propia del que no alberga ninguna duda de que será el próximo alcalde. Pero, en su interior, mantiene la lógica inseguridad de si podrá o no derrotar a un Rivas cuya figura lleva unida, casi eternizada, al sillón de la Plaza del Pan durante tres largas legislaturas.

Domínguez, cabeza visible de la izquierda, parece confiar también en poder romper el bipartidismo imperante en el Ayuntamiento desde hace ya mucho tiempo y confía en poder asomar la cabeza en el Salón de Plenos del Consistorio. Pero, como los otros dos, tampoco tiene claro que eso vaya a suceder y guarda dentro de él el miedo de estar cuatro años más con voz pero sin voto.

Hernández, de UPyD, que pasaba por aquí, se muestra confiado en poder acceder al Ayuntamiento como ocurre con Domínguez, pero sabe que su propósito es una empresa harto complicada.

Sea como fuere y, como pasa siempre con los políticos, todos realizarán una lectura positiva del resultado de los comicios y ganarán pase lo que pase. Pero todos sabemos que PSOE y PP sólo habrán triunfado si mantienen o alcanzan la Alcaldía y que IU y UPyD habrán logrado su propósito si logran "colarse" en el Ayuntamiento.