El talaverano que perdió la vida en el tren que cubría la ruta Madrid-Ferrol el pasado miércoles y que descarriló a cuatro kilómetros de Santiago de Compostela será enterrado a las 18.45 horas de este viernes en el cementerio de la ciudad. Los restos mortales de Luis Manuel Rodríguez Vallejo, de 44 años, casado y con dos hijas, llegaron a Talavera en torno a las ocho de esta mañana al tanatorio, donde acudieron de forma inmediata decenas de familiares y amigos.
Visiblemente emocionado y conmocionado por el fatal suceso, un cuñado suyo recordaba como su cuñado había tenido que viajar el miércoles por motivos de trabajo, ya que su mujer e hijas había viajado el lunes anterior para que las pequeñas conocieran el pueblo de sus abuelos maternos.
Luis Manuel era una persona muy conocida en la ciudad, ya no sólo en su barrio, su residencia estaba en la calle Alférez Provisional, sino también en su entorno de trabajo. Era mecánico de profesión y era conocido por todos como 'Luismi'; regentaba junto a un socio el taller mecánico Automoción Rodríguez Moreno, en el Polígono Industrial Torrehierro.
En declaraciones recogidas por el diario El País, su mujer explicaba el caos, la confusión y la controversia que vivió hasta conocer el fatal desenlace. En la noche del miércoles, a las puertas de las Urgencias del Hospital Clínico relataba que fue informada de que su marido estaba herido leve, aunque en la mediodía del jueves supo que su cónyuge había pasado a engrosar la lista de fallecidos. Una confusión por el estravio del teléfono móvil del talaverano tras el accidente hizo que la información que recibió en primera instancia esta mujer fuera errónea y, desgraciadamente, provocó que sufriera este varapalo después del alivio de pensar que Luis Manuel solo estaba herido.
Según las últimas informaciones facilitadas por la Policía Nacional, el número de víctimas mortales se ha reducido de 80 a 78 personas, mientras que todavía siguen ingresadas un total de 83. Tampoco hay avances en la investigación, a la espera de las declaraciones del maquinista del convoy, aunque ha trascendido que el mismo informó que la velocidad que llevaba al tomar la curva era de 190 kilómetros por hora, cuando la adecuada habría sido de 80 kilómetros.